Parador Nacional de Sigüenza (Guadalajara) – **** 4 Cuatro Estrellas – Esentia – Experiencia del 11-12 de agosto de 2020

Llegada a Sigüenza 

En la provincia de Guadalajara, lindando con Castilla y León, y a poco más de hora y media viajando desde Madrid, tenemos Sigüenza, una auténtica maravilla de la que quedé totalmente enamorado. Hará las delicias para todos aquellos que gustan de las escapadas rápidas de fin de semana, si bien es cierto que no está de más disfrutarlo con más calma, quizás en un puente corto, si además vamos a hospedarnos en su maravilloso Castillo Parador Nacional de Sigüenza, dentro de la categoría Esentia (https://www.parador.es/es/paradores/parador-de-siguenza pues está emplazado en un edificio histórico y con cuatro estrellas, o aprovechando para visitar algún otro lugar cercano como la localidad de Atienza o el Parque Natural del Cañón del Río Lobos, lugar de referencia gracias a Félix Rodríguez de la Fuente y su “El Hombre y la Tierra”.

Aunque pueda parecer lo contrario, conviene aprovechar muy bien el tiempo, pues Sigüenza está llena de joyas para el disfrute. Así que bien temprano en la mañana, me encuentro la catedral aún cerrada, por lo que decido desayunar en la encantadora plaza castellana, desde donde se puede disfrutar de unas vistas inmejorables de la Catedral de Santa María.

Vistas de la Catedral de Santa María desde la Plaza Mayor de Sigüenza

Una vez terminado el desayuno, ajustando con la hora de apertura de la catedral, y aprovechando el tiempo hasta que llega la hora del check-in en el Parador Nacional, la visita a una de las capillas laterales de dicha catedral es obligatoria, donde disfrutar de la delicada escultura fúnebre, en posición recostada, leyendo relajadamente y totalmente rompedora con respecto al estilo de la época para este mismo tipo de obras. Estoy hablando de El Doncel de Sigüenza.

Vistas de la Catedral de Santa María desde la Plaza Mayor de Sigüenza 

Check-in en el Parador Nacional de Sigüenza

Finalizada la visita, retomo el camino hacia la Plaza Mayor, y es el momento de enfrentarse a la calle Mayor, que en continua cuesta y aprovechando para visitar las tiendas locales y callejear por las históricas calles aledañas, nos llevará hasta lo más alto del pueblo, donde se encuentra el Castillo de Sigüenza, Parador Nacional de Turismo desde 1972.

Vista frontal del Castillo Parador desde la Plaza del Castillo, llegando por la Calle Mayor

Son alrededor de las 13:00, y el horario de check-in es a partir de las 14:00. Pero mejor ir adelantando el registro y a ver si con suerte la habitación está lista. Si bien ya había visitado el interior de otros Paradores como parte de alguna visita guiada, o simplemente tomando un café, ésta es la primera ocasión en que voy a hospedarme en uno, así que atravieso la muralla del castillo con tremenda ilusión.

Puerta de entrada al Parador

Una vez en la recepción, y tras esperar que un par de personas fueran atendidas en el mostrador, lo primero que hay que destacar es el riguroso protocolo de seguridad para la lucha contra el coronavirus, cosa extensible por cierto a todo el municipio: monumentos, tiendas, restaurantes, etc. Bote de gel hidroalcohólico, mampara de protección entre los amables recepcionistas y los clientes, desinfección de bolígrafo antes y después de la firma de documentos, entrega de la llave de la habitación desinfectada y directamente desde el interior de una bolsa de plástico, y un largo etc. Sin duda alguna, viendo estos detalles palpables en las pequeñas cosas, me transmite una enorme seguridad sobre las medidas que se deben estar ejecutando en los lugares más importantes, como son la limpieza y desinfección de las habitaciones y zonas comunes, y por supuesto, en la cocina de restaurante y bar.

Llave de habitación del Parador

Durante el proceso de registro, dado que me hice Amigo de Paradores justo antes de realizar ésta mi primera reserva, y como expliqué en un post anterior, entrego mi bono para recibir el desayuno del día siguiente de manera totalmente gratuita, y además recibo un ticket para una consumición gratuita. Me alojo en régimen de alojamiento y desayuno, pero aprovecho para reservar mi comida a las 14:00, pues formaba parte del plan disfrutar de la cocina del Parador como parte integral de la experiencia. También reservo mi horario para el desayuno, bien establecido en franjas para evitar aglomeraciones como otra medida más anti-COVID. Además, el amable y profesional recepcionista me ofrece información sobre una visita guiada al propio Parador que realizaré al día siguiente a las 12:00 y que resulta muy recomendable. A un precio de tan sólo 3 euros, además de conocer la Historia del lugar en profundidad, se puede disfrutar de algunas estancias normalmente cerradas incluso para los clientes hospedados.

Ticket de invitación a una consumición por ser Amigo de Paradores

La Habitación

Así, me dirijo hacia mi habitación, comenzando a degustar el encanto de las instalaciones, desde su patio central, o antiguo patio de armas del castillo al que dan todas las habitaciones, hasta las escaleras debidamente vestidas con alfombras, las lámparas o simplemente sus pasillos y halls en los que poder descansar en cómodas butacas y poltronas.

Patio de armas del Castillo Parador

Hall de distribución hacia el ascensor, salón del trono, puerta hacia el salón de la cafetería y escalera de subida a las habitaciones

Una vez llegado a mi habitación, lo primero que me causa sensación es el efecto de las instalaciones con su mobiliario de época, artesonado del techado, etc. Definitivamente, si buscas un hotel moderno y lujoso, éste no es tu sitio. El Parador preserva el espíritu de un lugar histórico, y el encanto de hospedarse un sitio así se encuentra en experimentar las sensaciones y vivencias de nuestros antepasados en tiempos remotos. Así, la habitación doble estándar es amplia y está perfectamente equipada y acondicionada. De nuevo, numerosos precintos distribuidos por objetos de la habitación y baño indicando que han sido desinfectados (por ejemplo, el mando a distancia de la televisión que se encontraba dentro de un sobre, o los botes con productos de higiene en el servicio), cuarto de baño doble perfectamente equipado, neverita con bebidas y snacks, televisión, teléfono, armario, escritorio, mesa y sillas, etc. Además de una maravillosa vista al patio de armas.

Dejo algunas fotos de la habitación para que puedas hacerte una idea de las instalaciones. Ten en cuenta también que se trata de una de las habitaciones más sencillas, existiendo otras más lujosas, por ejemplo, con sus balcones y terrazas al patio de armas, y por supuesto con la consecuente subida de precio.

Habitación doble estándar con camas individuales

Mobiliario de la habitación - 1

Mobiliario de la habitación - 2

Vista del patio de armas del castillo desde la habitación

Cuarto de baño doble

Bañera completa

La Comida en el Restaurante del Parador

Tras acomodarme en la habitación y una ducha rápida, se me ha hecho la hora de bajar a comer. Así que me dispongo a bajar al restaurante, atravesando para ello una puerta flanqueada por dos armaduras de caballero medieval y que lleva al magnífico salón del trono que me sorprende por su amplitud, la anchura de sus muros, sus chimeneas o la calidad de los tapices que visten sus paredes. No tengo otra opción más que detener aquí unos instantes antes de proseguir.

Entrada al salón del trono flanqueada por armaduras medievales

Vista general del salón del trono del castillo

Vista del salón del trono. Se puede apreciar la dimensión de las columnas y la anchura de los muros en las ventanas

Chimenea y mobiliario en el salón del trono

Entrada al salón del restaurante, con tapices vistiendo las paredes a los lados

Entro al salón y me deslumbra su belleza. Permanezco a la espera a que alguien me reciba, lo cual sucede prácticamente al instante.

Vista del salón del restaurante desde la entrada. Aquí también se celebran los desayunos

Una vez en el restaurante, la recepción es de un trato exquisito, que se prolongará durante toda la comida y como también ocurrió con el personal de la recepción durante toda la estancia.

Leo la carta detenidamente, aunque ya tenía claro tras haberla consultado por Internet antes de la visita, que no podía irme de allí sin probar el cabrito asado. Al mismo tiempo, me sorprende el Menú Seguntino que aparece detallado y que no vi online. Tras preguntar a una de las chicas atendiendo las mesas, me explica que se trata de un menú tipo degustación con entrantes fríos, entrantes calientes, y colofón con el cabrito asado, además de incluir postre, pan, agua, vino y café. Es por este menú por el que me decanto sin dudar y se trató de un total acierto, como se podrá apreciar a continuación. Como se puede apreciar en la carta, su coste es de 49 euros, si bien es cierto que me llevaré una sorpresa finalmente al recibir un jugoso descuento del 20% en la factura debido a que me aplican algún tipo de oferta.

Primera página de la carta del restaurante del Parador

Segunda página de la carta del restaurante del Parador, con el detalle del Menú Seguntino

Todo comienza con el ofrecimiento de pan de entre una variedad, todos ellos con una pinta estupenda. Me decanto por el pan integral, que voy comiendo al tiempo que mojo en el aceite de oliva a modo de aperitivo detalle de la casa.

Pan y aceite de oliva para empezar

Pronto tengo en mi mesa agua y una copa de vino tinto bastante rico. Me falla la memoria, pero creo que pedí un Rioja, que más adelante durante la comida pediría que me rellenasen. Me encantan los pequeños detalles que denotan el cuidado por todo, como por ejemplo el logotipo de Paradores Nacionales en copas y vajilla.

Agua y copa de vida para beber

Llega el comienzo del gran momento. Correctamente sobre una plancha de pizarra, viene el surtido de embutidos, quesos de la zona y una cazuelita de ensalada con brotes tiernos que está riquísima.

Primer plato compuesto por tres degustaciones frías: surtido de embutidos, quesos de la zona y una cazuelita de ensalada con brotes tiernos

Una vez terminado en la tranquilidad del salón como si de un noble medieval se tratase, y con una atención inigualable, me retiran el plato y llega el segundo. Los tres entrantes calientes, cada uno dentro de su platito y perfectamente presentados. Es aquí cuando solamente por sus aspectos, terminan de conquistarme incluso antes de probarlo. Algo con esa pinta no puede estar malo, sino que sólo puede estar buenísimo.

Segundo plato compuesto por tres degustaciones calientes

Siguiendo el orden de lectura occidental, considero que indirectamente se está sugiriendo degustar los platos de izquierda a derecha. Así que comienzo por la berenjena en miel de la Alcarria, queso de cabra gratinado y cabello de ángel. En este momento pensé que, tras los quesos del plato anterior, el queso que si no recuerdo mal también llevaba la ensalada, y ahora de nuevo queso, quizás podría ser demasiado. Pero nada más lejos de la realidad. Sabor, temperatura y textura exquisitos, cantidad acertada y digno de los mejores restaurantes. De hecho, comienzo a reflexionar al mismo tiempo sobre las Estrellas Michelin y cuáles serán los criterios más secretos para que un sitio así no sea merecedor del galardón. Quizás no llegue a ser un restaurante de alta cocina, refinadísima y aplicando las técnicas más complejas, pero tengo clarísimo que este equipo de cocina tiene el talento necesario para conseguir cualquier cosa que se proponga.

Primera degustación caliente: berenjena en miel de la alcarria, queso de cabra gratinado y cabello de ángel

Continúo con el crujiente de pisto manchego sobre huevo roto, y me sorprende adivinar que el crujiente es una deliciosa empanada sobre un huevo frito en su punto, con la puntilla en su perfecto estado.

Segunda degustación caliente: crujiente de pisto manchego sobre huevo roto

Y para rematar, la trucha asada con costra de hierbas locales. Por el aspecto dudé si en vez de trucha pudiera ser salmón, o trucha asalmonada. En cualquier caso, de nuevo se trató de un bocado espectacular, con esa capa superior tan crujiente y agradable al paladar.

Tercera degustación caliente: trucha asada con costra de hierbas locales

He de confesar que avisado de que los entrantes eran tipo degustación, pensé que me quedaría con hambre y compensaría con el plato final. Sin embargo, llegado a este punto, bien podría haber dado la comida por terminada. Así que hasta este momento estaba verdaderamente satisfecho con la calidad de los productos y cocinado, así como con las cantidades.

Y allí llegó el colofón, la joya de la corona. El cabrito asado tradicional con hierbas de La Sierra Ministra. Ese cabrito asado tan afamado en la región y que tanto peso tuvo en la decisión final por este destino. El aspecto del asado era simplemente espectacular, y siendo la primera vez que lo probaba, quedé encantado. Incluso la piel estaba en su punto y perfecta para poder comerla sin problema alguno. Perfecto de temperatura, sabor, asado, cantidad. En resumen: excelente.

Plato principal: cabrito asado tradicional con hierbas de La Sierra Ministra

Tras el cabrito, aún faltaba un último punto para terminar la proeza. Sí, la verdad es que terminas verdaderamente saciado y lleno, con una cocina de máxima calidad. Y llegó el postre, un borrachito de Guadalajara, helado de leche merengada y chocolate caliente. De nuevo, buenísimo.

Postre: borrachito de Guadalajara, helado de leche merengada y chocolate caliente

Decido finalizar la comida sin tomar café, digestivos o similares, y sigo contemplando el salón mientras me dan a firmar la factura a cargar a la habitación.

Vista del salón del restaurante

De nuevo me detengo, ahora más tranquilamente, por el salón del trono. Me sorprende en general que, en toda la estancia, no vi a nadie disfrutar de ese salón tranquilamente en aquellos sofás y mesas, charlando o leyendo plácidamente.

Vista del salón del trono

Y finalmente, me dispongo a subir a mi habitación, donde se hace necesario un tiempo de descanso tras semejante comida.

Estancias intermedias, distribuidores entre los pasillos por las distintas alas de habitaciones

Tras descansar durante un tiempo en la habitación, sin conseguir conciliar el sueño y echar una cabeza, pero siendo igualmente reconfortante, me dispongo a salir del parador y acudir a la oficina de turismo, frente a la fachada principal de la catedral, donde comienza a las 17:00 una visita guiada que me ocupará el resto de la tarde.

Fachada principal de la Catedral de Santa María de Sigüenza

La Cena en la Cafetería del Parador

Durante el último tramo de la interesante visita guiada (buena manera de tener acceso a la casa del Doncel de Sigüenza, además de tener explicaciones sobre la Historia de la localidad, de la catedral y del castillo Parador como elementos más destacados), empeora el tiempo y se manifiesta una tormenta. Sin paraguas ni chubasquero, consigo llegar de vuelta al Parador totalmente calado.

Tras un tiempo de recuperación, la lluvia no cesa, por lo que va a ser imposible hacer mucho más en el tiempo que queda. Además, parece que no será posible disfrutar de la terraza de la cafetería en el patio de armas del castillo. Así que me dirijo al interior de la cafetería. Debido a las medidas de seguridad y a que parece que he bajado un poco tarde teniendo en cuenta que con la lluvia no hay nada mejor que hacer, me encuentro con que hay que esperar durante un tiempo en el hall, que debieron ser alrededor de quince minutos que aproveché para hacer alguna foto adicional desde otros ángulos que aquí dejo.

Hall principal del Parador

Acceso a la cafetería y escalera de acceso a las habitaciones

Por fin dentro, la mujer que parece responsable de la sala me atiende amablemente y me trae la carta rápidamente. No suelo cenar gran cosa, tan sólo alguna fruta, lo que unido a al banquete que me he dado durante la comida, que aún pesa pese a haber estado andando durante la tarde, hace que no tenga muy claro qué pedir.

Y aquí es donde llega la única pega a mi experiencia en el Parador, que en cualquier caso doy por olvidada ya que esto puede pasar en cualquier sitio, y más teniendo en cuenta la situación especial en que nos encontramos, y que la lluvia, teniendo que cerrar la terraza en el exterior, seguramente trastocó los planes al personal. Además del tiempo que ya tuve que esperar fuera del salón, estuve esperando casi media hora a que me tomaran nota, desde que me entregaron la carta, viendo cómo sacaban platos al resto de mesas. Es cierto que estaba en una mesa con mala visibilidad y tampoco quise levantarme a pedir atención, pero estuve a punto de levantarme e irme.

Salón de la cafetería

En el último minuto cuando estaba ya preparando para irme, apareció la mujer, que me pidió disculpas y me tomó nota. Pedí un sándwich vegetal de atún, una botella de agua (estaba seco) y una cerveza. Aprovechando el ticket de invitación a la consumición, una de las dos cosas debía salirme gratis.

Y allí llegó el sándwich en un pan rico tipo mollete, y como sorpresa un cuenco de patatas fritas con salsa bastante buenas.

Sándwich vegetal de atún con patatas fritas y salsa

En cuanto a la bebida, el agua nunca llegó. Supongo que con las prisas debió ser una confusión al tomar nota, pero ya preferí no decir nada. En cuanto a la cerveza, fue error mío no pedir marca o preguntar con cuál trabajan en Paradores, ya que parece que lo hacen con Cruzcampo, marca que tiene sus seguidores, pero a mí sin ser un experto ni bebedor habitual, no me gusta (soy de Mahou).

Cerveza Cruzcampo Especial para beber (yo quería una Mahou)

Termino de cenar, y de nuevo tengo que volver a esperar a que me traigan la cuenta mientras veo que simplemente se están limpiando el resto de mesas, una vez que el salón se ha vaciado casi totalmente de clientela. Finalmente firmo la factura y lo cargan a mi habitación.

Ha cesado la lluvia y la noche ha caído. Es buen momento para disfrutar del entorno con la iluminación para tal efecto.

Vista nocturna de la fachada principal del Castillo Parador de Sigüenza

Vista nocturna del patio de armas del Castillo Parador de Sigüenza

Recorro algunas zonas interiores, a ver si encuentro alguna estancia secreta, y finalmente es momento para el descanso nocturno.

Escalera de ascenso a las habitaciones

El Desayuno

Tras el descanso nocturno en una cama amplia y cómoda (pese a lo cual, por los instintos naturales de supervivencia del hombre, siempre que duermo fuera de casa me cuesta conciliar el sueño en las primeras noches), es momento de bajar al salón para desayunar. En el momento del registro elegí el primero turno de desayuno, y cuando llego a la puerta, faltan aún unos minutos para la apertura que aprovecho para disfrutar de los tapices del salón del trono.

Uno de los tapices que visten las paredes del salón del trono en el Castillo del Parador. Muy necesario para conservar el calor en los duros meses de invierno.

Comienzan a llegar el resto de comensales, y puntualmente el salón se abre. Se nos indica el procedimiento con tal de respetar las medidas de seguridad y compruebo nuevamente las medidas adicionales. Inmejorables. Se conserva el buffet libre. Tan sólo se podrán acercar dos o tres personas simultáneamente a la zona, siempre con la mascarilla puesta. Los platos, cubiertos, y demás están ya preparados para no tener que tocar nada en zonas comunes alrededor del buffet. La cafetera y leche se sirve directamente en la mesa, no es necesario servírselo uno mismo en la zona del buffet como suele ocurrir. Y se dispone también en la mesa de unas pinzas para su uso al servirse en el buffet con tal de evitar las habituales pinzas metálicas de uso común directamente en las bandejas.

En cuanto a los productos, no se echa absolutamente nada de menos. Todo tipo de fruta en estado perfecto y debidamente troceada, embutidos (buen jamón y lomo) y quesos variados, lácteos, tostadas, mermeladas, bollería. Y por supuesto, los platos calientes a solicitar en cocina.

Vista del buffet libre del desayuno en el salón

Para mí, el desayuno en este tipo de sitios es el mayor de los placeres. Levantarse, ir directamente a la mesa, con todo tipo de alimentos apetecibles y de gran calidad. Frío, caliente, dulces, salados, cafés, zumos. El placer de disfrutar de un gran desayuno tranquilamente durante al menos una hora. No hay prisas.

Normalmente aprovecho para comer unos huevos fritos con bacon. Algo que tampoco es normal desayunar en casa y que te ofrece las energías suficientes para aguantar un día de turismo. Sin embargo, este día no me apetece especialmente. Quizás cené el sándwich demasiado tarde, y además estoy pensando en el gran evento que tendré este día, al que no quiero llegar saciado, pues comeré en “El Doncel”, restaurante con una Estrella Michelin y dos Soles Repsol, experiencia que también compartiré en otro post.

Así pues, me decanto por una variedad de ricas frutas, quesos y embutidos de calidad, repitiendo plato y probando alguna cosa que se quedó en el tintero.

Parte del desayuno, con frutas variadas, embutidos, quesos, yogur, zumo, café y leche

Tras un rico zumo de naranja, un vasito de agua, y un café con leche para rematar con un yogur natural, decido tomarme otro café con leche para rematar con tranquilidad, para acompañar a unos dulces que me estaban pidiendo que los cogiera encarecidamente cada vez que pasaba por el buffet.

Algunos dulces para rematar el desayuno que habrá que pasar con otro café con leche

Tras un muy agradable desayuno, es momento de pasar unos minutos en el salón del trono una vez más, y en el patio de armas desde donde busco la ventana de mi habitación.

Detalle del salón del trono

Una de las alas del Castillo Parador vista desde el patio de armas

Tras desayunar como un auténtico rey y un relajante paseíto, subo a mi habitación, recojo todo y me dispongo a realizar el check-out, del que hablaremos más adelante. Pero antes de abandonar el Parador definitivamente, a las 12:00 acudo a la visita guiada al mismo que me ofrecieron el día anterior al llegar a la recepción.

De una duración de unos 50 minutos, y por un precio de 3 euros, merece la pena realizar esta visita guiada en la que el guía te explicará la Historia que ha seguido el castillo, desde el Cardenal Cisneros pasando por la Guerra Civil Española y hasta convertirse en Parador Nacional y gran reclamo turístico junto al resto del conjunto del municipio. Conocerás la leyenda sobre el fantasma de Doña Blanca y sus sollozos por los pasillos del Parador al caer la noche (¿Serás capaz de oírlos?), la importancia del pozo en el patio de armas y visitarás algunas estancias habitualmente cerradas al público, además de por supuesto el salón del trono donde terminará la visita y recibiendo un descuento para utilizar en el restaurante del Parador.

Otro gran salón para eventos que habitualmente no está abierto al público

Posiblemente la estancia más especial del Castillo Parador. Es la única que se conserva del castillo original y data del siglo XII. Recientemente fue utilizado como camerino de Diego el Cigala para su concierto en el Parador

Detalle de armas medievales expuestas en la entrada al Castillo Parador de Sigüenza

Fotografía del estado en que quedó el castillo al finalizar la Guerra Civil Española

Pozo del castillo en el patio de armas 

Vista del patio de armas del Castillo Parador

Check-out y Factura

Algo que me llama la atención durante la estancia en Sigüenza, y más palpable en el desayuno y posterior check-out, es la cantidad de personas hospedadas. Si no me equivoco, debido a la pandemia Paradores está reduciendo su número de habitaciones disponibles a la mitad. Y sin duda alguna, tal y como avalan los números publicados alcanzando el 77% de ocupación en toda la red nacional durante el verano de 2020, y viendo el buen ambiente (sin descuidar nunca las medidas de seguridad) y trasiego de turistas, sin duda alguna ésta ha sido la opción elegida por muchos para realizar un tipo de turismo diferente considerando las condiciones tan especiales en que nos encontramos.

Por último, y no menos importante, comentaré el desglose de la factura. Incluyendo:

  • Noche en habitación doble estándar. 75 euros con alguna oferta al reservar online).

  • Desayuno que realmente me salió gratis como he explicado como Amigo de Paradores que se hospeda por primera vez. En condiciones normales serían 12,50 euros a sumar.

  • Comida - Menú Seguntino. Unos 39 euros con el descuento del 20% que me aplicaron en el salón sobre los 49 euros en carta.

  • Cena – Sándwich, y consumición finalmente gratuita por la ventaja de ser Amigo de Paradores. Unos 9 euros.

  • Dos botellas de agua de la neverita de la habitación. Unos 6 euros.

La suma asciende a un total de 127,89 euros.

Y un total de 38 puntos de saldo para estrenar mi tarjeta de Amigos de Paradores pensando en poder canjearlo por noches gratis en el futuro.

Factura completa de la estancia en el Parador Nacional de Sigüenza (Guadalajara)

Y a Seguir

Mi estancia en Sigüenza, sin embargo, no finaliza aquí. Y pese a todo, me marché de allí sin poder degustar el típico fino seguntino con un buen par de torreznos. Esto será la excusa perfecta para regresar en un futuro esperemos que próximo.

Lo más importante es que en este nuevo día, me espera otro gran atractivo que me ha llevado a esta localidad, además de El Doncel y el Parador. Estoy hablando del restaurante “El Doncel”, merecedor de una Estrella Michelin y dos Soles Repsol. Puedes leer esta experiencia en un post posterior que también comparto.

Y para cerrar esta entrada del blog, dejo algunas fotografías más de los principales puntos de interés de Sigüenza. Espero que te gusten y si no has estado nunca allí, te animes a visitarlo, o a repetir si es el caso.

Vista general de la Plaza Mayor de Sigüenza con exposición de obras de Museos de El Prado y la catedral al fondo

Vista panorámica de la Catedral de Santa María de Sigüenza desde el Mirador de la Ronda

Vista panorámica del Castillo Parador de Sigüenza desde el Mirador de la Ronda

Vista nocturna de la Plaza Mayor de Sigüenza de estilo castellano

Vista general nocturna de la Catedral de Santa María de Sigüenza

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