Restaurante “Chirón” (Valdemoro, Madrid) – * 1 Una Estrella Michelin & 2 Dos Soles Repsol - Experiencia del 5 de octubre de 2019

Llegada al Restaurante

Como explicaba en el post introductorio a los restaurantes con Estrella Michelin (Soles Repsol), nunca había estado en uno de ellos. Ésta de octubre de 2019 fue mi primera experiencia. Y fue gracias a un SmartBox que me regalaron a finales de 2017 y que estaba a punto de caducar. La oferta incluía comida o cena con bodega para dos personas en un listado bastante generoso de restaurantes galardonados con una Estrella Michelin, a lo largo y ancho de toda la geografía española.

Frontal de la caja regalo SmartBox de una comida o cena con bodega en un restaurante con Estrella Michelin

Trasera de la caja regalo SmartBox de una comida o cena con bodega en un restaurante con Estrella Michelin

Me arrepiento enormemente de no haberle dado uso a esta caja regalo mucho antes. Pues gracias a esta experiencia, se me abrió un nuevo mundo. Ahora mi objetivo es ir a un restaurante de esta categoría al menos una vez al año.

Faltaba poco tiempo para que la caja regalo caducase, y aunque era posible ejecutar una prórroga, había llegado el momento de usarlo. El listado de restaurantes incluso se había incrementado en este tiempo, entrando incluso el más que apetecible “Ramón Freixa Madrid”, con dos Estrellas Michelin. Pero la decisión estaba tomada. En Valdemoro, al sur de Madrid, el restaurante Chirón (https://www.restaurantechiron.com/), que por cierto, recientemente ha revalidado su Estrella Michelin por lo que seguirá luciéndola durante 2021.

Logotipo del restaurante “Chirón”

Así, reservando unos días antes, vamos a Valdemoro un sábado por la mañana, que se encuentra a unos 30 minutos de Madrid en la A-4. Hay que alejarse un poco del centro, donde se encuentra el restaurante, con tal de poder aparcar. Ya de vuelta, aún nos sobra algo de tiempo hasta las 14:00 que tenemos la reserva, así que tomamos una cerveza en las terrazas de la famosa Plaza de la Piña.

Terraza en la Plaza de la Piña de Valdemoro, a dos minutos andando del restaurante “Chirón”

Tras esto, nos dirigimos al “Chirón”, que está a un par de minutos andando desde allí.

Entramos y subimos por la escalera que lleva a la primera planta, donde se encuentra el salón y la cocina del restaurante. Lo primero que encontramos es un armario lleno de corchos, y adentrándonos un poco más, la sala de vinos a modo de bodega junto al salón del restaurante.

Planta baja de “Chirón” vista desde la primera planta, donde se encuentra el salón del restaurante

Armario lleno de corchos en el hall de entrada del restaurante “Chirón”

Sala bodega a la entrada del salón del restaurante “Chirón”

Carta y Bebida

Nos recibe una chica que se muestra amable y profesional durante toda la comida. El trato fue exquisito de principio a fin. Tomamos asiento en la mesa. Siendo la primera vez que íbamos a un restaurante de este tipo, estábamos un poco cortados, ya que además incluso hay bastante silencio, sólo roto por el ir y venir de los camareros y por un agradable hilo musical que ambientaba a la perfección en ese entorno tan bonito y relajante, con luz tenue, y que sólo terminaría unas horas después, cuando éramos los últimos comensales en abandonar el salón.

El magnífico, amplio y agradable salón del restaurante “Chirón”

Antes de entrar al restaurante, habíamos leído en la puerta los diferentes menús ofertados. En nuestro caso, dado que la reserva está realizada con la SmartBox, no podremos elegir y se recibe un menú realizado para eta oferta. Este menú no está detallado en ningún sitio, así que el factor sorpresa es un aliciente hasta que finalmente podemos leerlo en la mesa. Se trata de un menú degustación con muy buena pinta.

Menú degustación que nos cubre la caja regalo SmartBox con la que hemos reservado

Mientras tanto, recibimos un exquisito vermouth con sifón a modo de aperitivo, así como la carta de vinos en formato digital, síntoma de la modernidad del sitio. Es aquí cuando conocemos al sumiller y jefe de sala, Raúl Muñoz, que se muestra cercano y divertido durante toda la comida. En los fogones se encuentra el chef Iván Muñoz, realizando toda la magia para el paladar. Estos dos hermanos son la cuarta generación al frente de este restaurante familiar, que han conseguido ni más ni menos que ser reconocidos en Chirón” con una Estrella Michelin y dos Soles Repsol.

En cuanto al vino, echamos un vistazo a la tableta con la carta, pero no somos expertos y menos en vinos internacionales como aquí se recogen. Raúl nos comenta la posibilidad del maridaje, que incluye seis copas de vino, siendo el coste de 24 euros adicionales como marca la carta, y nos decantamos por esta opción. ¡Qué mejor que dejar que un experto te armonice el menú de la manera óptima!

Igualmente, se nos ofrece la posibilidad, como marca el menú, de sustituir la vieira del arroz por un carabinero XL. Es más, se nos muestran los ejemplares, o “los bichos”, como nos dice Raúl, y es imposible negarse. Tiene un coste adicional de 10 euros que no cubre la oferta con que acudimos, pero no importa.

Comenzando el servicio en el restaurante “Chirón”

Vermouth para abrir boca y carta de vinos en formato totalmente digital, nada de papel

La Comida

Para seguir abriendo boca, acompañando a ese vermouth tan rico y bien servido, llega la selección de aceites de Madrid y panes artesanos, todos ellos debidamente explicados. Como se puede observar, desde el primer momento queda clara la defensa a ultranza del producto de la zona, pues Madrid es mucho más que la urbe que siempre tenemos en mente.

Selección de aceites de Madrid y panes artesanos a modo de aperitivo

Esto comienza a ponerse serio, como se puede apreciar en la foto anterior. Ya tenemos en la mesa una serie de frascos que nos llaman la atención. Nos sentimos como marcianos en Júpiter. Se trata del siguiente, plato, el bloody Mary traslúcido. Sólo el modo de preparación ya es un deleite. Pareciera que estuvieran perfumando las copas con un vaporizador. Vamos a degustar una infusión de caldo de caza con múltiples ingredientes que lo convierten en algo único. La potencia del sabor, pero al mismo tiempo su finura, es impresionante.

Bloody Mary traslúcido, o infusión de caza con magníficos condimentos

Vamos terminando con el vermouth, los aceites, el pan y la infusión (buenísimo), y tenemos el primer vino, un rosado. Dado que ha pasado algo más de un año, no recuerdo todas las sensaciones provocadas por los vinos, por lo que no podré dar detalle sobre todos ellos. Sólo diré como reflexión general, que seleccionar el menú armonizado fue la opción perfecta, con una amplia variedad de vinos, muy variopintos, y con sabores y cuerpos que se salen de lo que tomamos habitualmente. Así que, maridaje, totalmente recomendable.

Y por el camino, también llegó la croqueta de cocido madrileño. Gran exquisitez conservando todos los sabores de tan magno plato. Desafortunadamente, sin darme cuenta me la comí antes de hacerle la foto, así que sólo tengo una pequeña foto con los restos.

Croqueta de cocido madrileña, ya desaparecida (perdón) y primera copa de vino para maridar

Atención ahora. Aquí llega el yogur de morcilla. Con el logotipo del restaurante en la tapa, ya se demuestra la atención por los detalles y el cuidado por la imagen de marca. Y es tal cual, en su recipiente como un yogur en frasco de cristal, y una explosión de sabor a morcilla inigualable. Estos son los sabores y texturas que tantas veces he imaginado viendo programas de televisión sobre alta cocina y que por fin estoy experimentando (más vale tarde que nunca, y nunca es tarde si la dicha es buena).

Yogur de morcilla con logotipo del restaurante “Chirón”. Cuidado por los detalles

Yogur de morcilla con logotipo del restaurante

Por aquí tenemos algún otro vino, en este caso un espumoso, de hecho, creo que se trataba de un vino de champagne.

Segunda copa de vino para armonizar el menú, un espumoso, probablemente champagne

Después de esto, llega uno de los momentos cumbre. Arroz socarrat de vieira y alioli que hemos sustituido por el carabinero XL. Este arroz es simplemente magistral, y su socarrat te eleva al cielo. Junto con el carabinero XL, y el jugo que suelta su cabeza al abrirlo, te quedas sin palabras para describirlo.

Arroz socarrat de carabinero XL y alioli con su maridaje

Detalle del arroz socarrat de carabinero XL y alioli

Nueva copa de vino que en este caso nos servirá para armonizar el potaje de bacalao con espinacas y su pelota. En una presentación clásica a la vez que preciosa, las tres pelotas del potaje, que no deben faltar en un buen potaje, como nos comentaría graciosamente Raúl Muñoz, sobre las espinacas, servido por un lado ya en el plato hondo. Por otro lado, una coqueta cazuela roja en la que vienen los garbanzos con su bacalao y toda su esencia en un caldo con un sabor tradicional a la par que indescriptible. Como diría Robin Food en su programa televisivo, ¡qué pureza más pura!

Presentación en mesa del potaje de bacalao con espinacas y su pelota, acompañado de su vino para armonizar

Las espinacas y tres pelotas para el potaje, ya presentadas en el plato hondo

Los garbanzos con su bacalao en bonita cazuela

Queda de parte del comensal terminar el truco de magia, volcando el contenido de la cazuelita sobre el plato sopero. El resultado es espectacular, como se puede observar en la foto. El punto de cocción de los garbanzos es perfecto, así como su calidad. Dice el refrán que el buen garbanzo y el buen ladrón de Fuentesaúco son. ¿Serán de allí estos garbanzos, o también apuestan en Chirón por el garbanzo de la zona de Madrid? Es algo que se me olvidó preguntar. Los lomos de bacalao, como se pueden apreciar, exquisitos. Y la textura y sabor de las pelotas, inigualable. El caldo del potaje, más que un caldo parece una crema. Es un auténtico espectáculo. Un grandísimo plato con todo el sentimiento de la cocina española tradicional combinado con las técnicas más avanzadas de la cocina de vanguardia.

Espectacular potaje de bacalao con espinacas y sus pelotas una vez volcado todo en el plato

Vamos ahora con un tinto para armonizar el torrezno de panceta ibérica Pekín. Servido en tres cuencos distintos, y acompañados de sus palillos, evocando todo el espíritu oriental, en primer lugar, tenemos una especie de pan sobre el que colocaremos el torrezno y un par de rodajas de pepino. Me da pena no probar ese pedazo de torrezno, con esa pintaza, por separado, así que prefiero dar primero un bocado, para luego ya degustar toda la mezcla en conjunto. El punto del torrezno es tremendo, una vez más no encuentro palabras para explicarlo. De nuevo, fenomenal plato, combinando algo tan español como un buen torrezno ibérico, reconvertido al estilo oriental.

Torrezno de panceta ibérica Pekín con su copa de vino tinto para maridar

Para componer este torrezno con aire oriental, primero necesitamos una suerte de pan

Por supuesto, el torrezno de panceta ibérica

Y el toque de unas rodajas de pepino

Y así es como va transcurriendo esta agradable comida en este salón tan amable.

Sosegado ambiente del salón durante la comida

Nos vamos acercando irremediablemente a los postres. Como antesala, la ruta por los quesos de Madrid. Como el nombre indica, vamos a degustar una variedad de quesos, todos ellos de la provincia de Madrid, y cada uno de ellos con su perfecto acompañamiento.

Ruta por los quesos de Madrid

Además, tenemos otra copa de vino para maridar estos quesos. Se trata de un vino tinto de Moldavia, que según nos comenta Raúl Muñoz, no exporta fuera del país y por lo tanto tienen que realizar viajes y tirar de amistades para conseguir alguna que otra botella de vez en cuando, aprovechando algún viaje. Sin duda este vino nos encandiló, y es una de las cosas que se nos quedaron grabadas y jamás podremos olvidar, pensando en poder degustarlo de nuevo algún día.

Espectacular vino tinto de Moldavia para maridar con los quesos de Madrid

Retomando los quesos, se trata de una variedad alucinante. Tocando las leches tanto de oveja como de cabra y vaca, se empieza por el más suave de todos, un requesón de hecho, para aumentar la intensidad gradualmente, comiéndolos de izquierda a derecha, hasta llegar a la explosión de sabor que supone el último de todos, el conocido queso madrileño La Bomba. Entre los acompañamientos, grandes manjares como son el membrillo, la miel, la nuez o la manzana.

Explicación de los tres primeros quesos de la tabla, los tres más suaves

Imagen de los tres quesos más suaves, comenzando por un requesón de oveja, y sus acompañamientos (membrillo, miel y ajo negro)

Explicación de los otros cuatro quesos de la tabla, los más fuertes e intensos

Imagen de los otros cuatro quesos, de vaca oveja y cabra, terminando con La Bomba, y sus acompañamientos (nuez, albahaca, manzana y vinagre Pedro Ximénez)

Ahora sí, llega el postre. Coulant de chocolate con helado de pistachos. Su maridaje consiste en un Pedro Ximénez (lástima que en esta ocasión no hice foto de la copa), que según comenta amenamente Raúl Muñoz mientras lo sirve, es el vino que utilizan para engrasar los barcos.

Y de postre, coulant de chocolate con helado de pistachos

Este coulant de chocolate es el típico que entregas a alguien que presume de no gustarle el chocolate, y no podrá resistirse. Su textura exterior impecable, con la explosión en el interior de chocolate líquido. Riquísimo. Y además, presentado en bonita taza y plato de cerámica.

Detalle del coulant de chocolate en bonita taza y plato de cerámica

Por su parte, el helado de pistacho es una delicia. Muy lejos de los típicos helados de la batalla diaria, tremendamente congelados, incluso con virutas de hielo en el interior que denotan su mala calidad. En este caso, se trata de un helado servido a la temperatura perfecta, muy cremoso, muy suave, muy agradable en boca. Y con sabor a buen pistacho.

Detalle del helado de pistachos

Desafortunadamente, esto se va acabando. Algunos comensales ya han ido abandonando el restaurante, y en el resto de mesas ya están también recogiendo y finalizando.

El servicio va finalizando en el resto de mesas del salón

Pero aún nos queda el Dulce… final y el café. A modo de petit four, tenemos una especie de pasta muy rica, y un dulce de violeta que me recuerda a los caramelos de violetas tradicionales del centro de Madrid.

Por cierto, siempre tomo el café sin azúcares ni edulcorantes, pero he de decir que la variedad presentada para el café era verdaderamente apetecible, desde los terrones de azúcar blanco más clásicos, hasta el azúcar moreno, pasando por otro tipo de azúcar que nos llamó tanto la atención, que con toda la curiosidad del mundo acabamos tomando a modo de caramelo tras el café y estaba verdaderamente bueno.

Dulce… final para acompañar al café

Y así es como, para nuestra desgracia, pues hubiéramos querido seguir allí otras tantas horas más comiendo exquisiteces, esto llega a su fin y es momento de ajustar cuentas.

Se acabó lo que se daba. Al fondo, la puerta que da a la cocina

Factura

Como ya comenté al inicio, habíamos venido a comer con una caja regalo SmartBox, por lo que el menú como tal estaba cubierto por la oferta. Quedaba por abonar el maridaje, que ya sabíamos que era de 24 euros por comensal, el cambio de la vieira por carabinero XL para el arroz socarrat por otros 10 euros por cabeza, más el agua y cafés finales.

Así pues, el importe adicional para dos personas fue de 85,25 euros.

La verdad es que terminamos la comida totalmente felices. Pletóricos. Una experiencia inolvidable por el trato, el entorno, y sobre todo, obviamente, por la comida. Técnica, conocimiento, defensa de los productos de la zona de Madrid, siempre de máxima calidad y con amplia variedad, apostando por la comida tradicional española, con toques de vanguardia y fusión, maridaje perfecto con amplia variedad de vinos internacionales, y en definitiva, una larga ristra de exquisiteces irresistibles.

Factura de la comida en el restaurante “Chirón”

Tarjeta de contacto de “Chirón”

Y a Seguir

Mientras vamos pagando la factura, pasamos por el servicio, que igualmente es exquisito, en limpieza, en gusto por la decoración, en absolutamente todo. Se ha hecho tarde, y aunque no fuimos los últimos en empezar la comida, sí que nos hemos quedado los últimos en el restaurante.

Tras recoger, vamos bajando las escaleras, al tiempo que escuchamos que se detiene el hilo musical, y ya cuando bajábamos por las escaleras, nos despide Iván Muñoz, que en ese momento salía de la cocina por primera vez. Nos hubiera encantado intercambiar unas palabras con él, sobre todo para darle las gracias por el deleite sensorial que nos había brindado.

Curioso rincón en el hall de recepción antes de entrar al salón

Sala-Bodega vista desde las escaleras, bajando para salir del restaurante

Recuerdo que cuando nos íbamos, comentábamos que nos resultaría imposible comer a partir de este día. También recuerdo que más tarde, a la noche, me fui al cine, con cierto miedo por no ser capaz de concentrarme en la película (“Joker”, Todd Phillips, 2019), pues resultaba imposible quitarse de la mente lo vivido tan sólo unas pocas horas antes. Mientras relataba la experiencia a familiares y amigos, la única palabra que encontraba, digna de describir y transmitir esta experiencia, fue: perfección.

Es momento de emprender el retorno a casa. Pero antes, nueva parada por la Plaza de la Piña de Valdemoro a tomar un café y bajar la comida. La verdad es que, frente a los comentarios que se suelen hacer a veces en relación a restaurantes de esta categoría, acabamos muy saciados y llenos. Supongo que también colaboran los vinos, así como el largo tiempo que se pasa en el restaurante.

Esta fue mi primera experiencia en un restaurante de este tipo, con Estrella Michelin y Soles Repsol. Fue aquí cuando me decidí a visitar uno de estos lugares al menos una vez al año, siempre que el bolsillo lo permita. Y así de momento lo voy cumpliendo, como ya dejé en otra entrada del blog, visitando “El Doncel” de Sigüenza, en Guadalajara.

Plaza de la Piña de Valdemoro, con el aún intenso sol de las primeras horas de la tarde de Octubre

Última Nota

Mientras preparaba esta entrada, descubro que seguramente debido a la pandemia por coronavirus, “Chirón” ha comenzado a realizar envíos a domicilio con muy buena pinta. Además, consultando su carta actual, ya estoy pensando en volver algún día con tal de degustar ese más que apetecible Cocido Madrileño de Taba, a un precio de 49,50 euros, o el Cocido Completo al aún más competitivo precio de 35 euros.

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