Parador Nacional de Oropesa (Toledo) – **** 4 Cuatro Estrellas – Esentia – Experiencia del 18-19 de agosto de 2020
Llegada a Oropesa (de Toledo)
En la provincia de Toledo, entre las
dos Castillas y muy próximo a la provincia de Cáceres, en la zona sur de la
sierra de Gredos, y a poco más de hora y media viajando desde Madrid, tenemos Oropesa, que da nombre a la región de
la “Campana de Oropesa”, villa medieval que logró el privilegio de contar con
mercado propio y que alcanzó su máximo esplendor a partir del siglo XV gracias
a Don Francisco Álvarez de Toledo, nacido en 1515
y V Virrey del Perú, que la llevó a ser
conocida en todo el mundo y cuya huella se siente por cada rincón del
municipio, incluso con su omnipresente escudo ajedrezado en colores blanco y
azul, sumergiéndonos en lo más profundo de la Historia de España.
Se trata por lo tanto de un destino perfecto para una escapada de fin de semana, más teniendo en cuenta su magnífico conjunto monumental medieval en el que se encuentra perfectamente integrado el Parador Nacional de Oropesa sobre el antiguo palacio junto al castillo. Este Parador de categoría Esentia y con cuatro estrellas, fue inaugurado en 1930, y los locales presumen de ser el primero en ser inaugurado en un edificio histórico. No sólo eso, sino que también se trata de uno de los pocos que cuentan con la categoría de Parador Museo en el que siempre podrás encontrar placas con textos e ilustraciones que te desvelarán la Historia de cada espacio, los personajes que por allí pararon o las leyendas que acompañan al lugar. Además, también próximo a esta localidad, encontramos Lagartera, de donde proceden los famosos trajes de lagarterana que popularizaría el humorista Gila en sus monólogos.
Vista general del Parador
Nacional en el antiguo Palacio de Oropesa y el Castillo de Oropesa con su
magnífica Torre del Homenaje
Check-in en el Parador Nacional
de Oropesa (de Toledo)
Y así me aproximo hasta el Parador, el
segundo que voy a experimentar plenamente tras el de Sigüenza, unos días antes,
y que ya comenté en un post anterior. Lo primero que destaca al llegar es la
estupenda Torre del Homenaje del
Castillo de Oropesa, que se encuentra junto al Palacio sobre el que hoy en día disfrutamos del Parador Nacional, conformando ambos una
plaza preciosa.
Fachada exterior del antiguo
Palacio Condal convertido hoy en Parador Nacional de Oropesa de Toledo
También en la fachada exterior, se puede ver la torre octogonal en la que se encuentra la habitación más lujosa del Parador Nacional, conocida como “El Peinador de la Reina” y que se puede apreciar por sus puertas aventanadas
Vista del Castillo de
Oropesa desde la plaza que da acceso tanto al mismo Castillo como al Parador
Vista del Palacio Parador
desde la misma plaza
Nuevamente, y al igual que en
Sigüenza, me encuentro unas geniales
medidas de seguridad en la recepción, con geles, mamparas de protección,
etc. Aprovecho para reservar mi comida a las 14:00 y como turno de desayuno a
las 8:20. Me ofrecen también la posibilidad de uso de la piscina, reservando hora previamente y con entrega allí mismo de
toallas, pero no tenía pensado hacer uso de la misma. Desde ella se puede
apreciar una de las torres que aún se conservan del antiguo castillo de época
árabe. No obstante, por la tarde divisaré la piscina desde el castillo mientras
lo recorro por su interior.
Una vez registrado, me dirijo hacia el
primer ascensor, que lleva tan sólo a la primera planta, prestando atención
antes a la vitrina que expone productos turísticos del Parador, especialmente cerámicas de la zona, pues recordemos
la importancia de la cercana Talavera de
la Reina en la región.
En la primera planta, me llaman la atención los espacios por los que hay que atravesar para llegar hasta el ascensor o escalera que llevan definitivamente a las habitaciones. Como siempre en estos salones, estupendos sofás y sillones, lámparas, chimeneas, alfombras, tapices, cuadros, etc. Nuevamente, a lo largo de toda mi estancia aquí, me sorprendería no ver a nadie, en ningún momento, sentado plácidamente en alguno de estos lugares disfrutando de una relajada lectura o una tranquila meditación.
Vista del primer salón al
que se accede y el más grande del Parador
Otra vista del primer salón
al que se accede y el más grande del Parador
Una cosa que me llama muchísimo la
atención, tanto subiendo a mi habitación por ascensor como por las escaleras,
es el salto de la primera planta a la tercera, no existiendo la segunda por
ningún sitio. Recuerdo pensar en varias ocasiones que debo preguntar la razón
en la recepción, pero finalmente abandoné el lugar sin averiguarlo. Quizás
alguien que lea este post completo pueda contestarme dejando un comentario.
Miro a todas partes. Aquí hay mucho
por explorar, pero ahora mismo lo mejor es subir a la habitación, refrescarme y
bajar a comer a la hora reservada.
¿Por qué no hay ni rastro de
la segunda planta? ¿Arquitectura? ¿Superstición?
La Habitación
Ya en la habitación, uno no se decepciona
para nada. Habitación doble con cama de matrimonio enorme. En principio, una de
las habitaciones más modestas. Y cubre con creces las expectativas, con un
artesonado en el techo excepcional. ¿Cómo
serán las habitaciones más lujosas, especialmente la llamada “el peinador de la
reina”?
Habitación doble con cama de matrimonio
Cama y cabecero de madera con demás mobiliario de la habitación
Cama y cabecero de madera con demás mobiliario de la habitación
Techo de la habitación cubierto de artesonado de madera
Baño doble, con bañera completa y dos lavabos
Vistas de Oropesa desde el
ventanuco del baño
La Comida en el Restaurante del
Parador
Cumpliendo con la reserva que había
realizado, unos minutos antes de las 14:00 salgo de la habitación y me dirijo
hacia el restaurante, atravesando de nuevo salones
preciosos en los que me quiero detener más tranquilamente durante mi
estancia aquí.
Una vez acomodado en el restaurante,
apenas han comenzado a comer en un par de mesas. Soy de los primeros, así que
consulto la carta tranquilamente, si bien es cierto que ya tenía claro que otro
motivo más para seleccionar este destino era el hecho de probar una perdiz de los Montes de Toledo escabechada,
pues tenía antojo desde hacía algún tiempo. De hecho, desde un fin de semana en
la capital toledana justo antes del confinamiento y que también reseñaré en el
blog.
Dudo un poco en cuanto al primero, por si las migas y la perdiz pudieran ser demasiado. Pero tras consultarlo con la amable mujer que parece estar al frente de la sala (me brindó una atención exquisita), y sabiendo que habíamos ido allí a hacer lo que se debe hacer, pido migas de primero y la perdiz de segundo.
Salón del restaurante y carta
Primera página de la carta del restaurante del Parador
Segunda página de la carta del restaurante del Parador
Platos adicionales sobre la
carta del restaurante del Parador
Antes de comenzar, y como cortesía de la casa, un aperitivo a base de queso de la zona y aceite de oliva, que mojado con ese gran pan, está de rechupete. De nuevo, me encantan los detalles, que dotan al lugar de distinción. Por ejemplo, con el logotipo de Paradores Nacionales en la vajilla, copas, etc.
Aperitivo cortesía de la
casa para abrir apetito: queso de la zona, aceite de oliva y pan artesanal
Para beber, me decanto por agua y una copa de vino. Me ofrecen un Rioja, pero dado el lugar, prefiero un vino de la zona. No me atrevo a pedir un Valdepeñas, por aquello de La Mancha, así que no llego a matizar y con tal de descubrir algún vino en los alrededores de Oropesa. Aquí he de decir que el vino estaba bueno, pero cuando me quedaban un par de tragos, me di cuenta de los enormes posos que había en el fondo de la copa. La presencia de estos pósitos en el caldo no tiene porqué ser algo negativo. De hecho, sólo es indicador de que el vino no ha sido filtrado, y siendo habitual en los reserva y gran reserva de altísima calidad, lo que a menudo se considera como un factor adicional para preservar la naturaleza y calidad del vino en todo su esplendor, con toda su esencia y pureza. Así pues, lo que se debe hacer en estos casos es decantar el vino (si bien es cierto que hoy en día, son muchos los que ya apuestan por normalizar la presencia de sedimentos como indicador de la buena calidad del vino y sin que por ello sea necesaria una decantación) con tal de evitar los posos en el momento de tomarlo. Al consultarlo con el Parador, me comentaron que se trata de un vino joven de la zona sin filtrar de una bodega muy pequeñita que realiza todo el proceso manualmente, y al que no están acostumbrados ya que se sale de lo común por su potencia de sabor y color. Sin ser un experto ni pretender serlo, a mí personalmente me rechina la presencia de posos en un vino joven, incluso cuando no ha sido filtrado. Es cierto que, tratándose de una copa de vino de unos 3 euros, tampoco es para ponerse exquisito, pero si no se decanta, sí que al menos se debería poner en conocimiento del comensal la probable presencia de posos.
Copa de vino de la zona y
agua para beber durante la comida
Mientras llega el primer plato, aprovecho para comprobar la altura del techo y de nuevo el buen artesonado que aquí también lo cubre.
Artesonado en el techo del
salón del restaurante
Y aquí llega el primer plato. Concretamente unas migas del campo Arañuelo con huevo frito y sus acompañamientos. Me llama muchísimo la atención que las migas vengan con el huevo frito, y los acompañamientos (chorizo, tocino, pimientos verdes y uvas) por separado, en lugar de haberlo cocinado todo junto para alcanzar la máxima combinación y mezcla de todos estos exquisitos placeres. Así que me dispongo a dar buena cuenta de la comida y para ello, lo primero es mezclar todo debidamente, lo cual hace que mejore el plato, aunque perdiendo la citada mezcla de sabores que debió producirse en los fogones.
Migas del campo Arañuelo con huevo frito y sus acompañamientos, servidos aparte
Acompañamientos para las migas, a base de chorizo, tocino, pimiento verde frito y uvas
Las migas una vez mezcladas
con su huevo frito y acompañamientos
Terminadas las migas, toca esperar por
el plato fuerte que con tanta ilusión espero. La perdiz de tiro toledana en escabeche tibio tradicional. Lo cierto
es que la presentación del plato no es
lo que me esperaba. Esperaba una salsa del escabeche mucho más presente, más espesa y con más cuerpo. Tengo
también que apartar la montaña de
cebolla (de nuevo, parece que está pochada por separado, no integrada en el
propio guiso de la perdiz y el escabeche) para poder divisar la perdiz como
tal.
Cuando comienzo a probar el plato, al principio me lo quiero negar a mí mismo, pero lo cierto es que me decepciona. La perdiz estaba bastante tiesa y costaba desgajar la carne. De hecho, en algún momento llegué a pensar si quizás habría estado congelada. Este pensamiento también me vino a la cabeza por el hecho de que siendo un plato al que estoy acostumbrado a tomar caliente, realmente tanto la carne como el escabeche y la cebolla estaban helados. Honestamente, no me atreví a decir nada, ni siquiera a pedir que me lo calentaran, por si resulta que tengo poco mundo y estaba equivocado, más sabiendo que la carta decía “escabeche tibio”. Pero lo cierto es que el plato no estaba tibio, sino frío. Como puntos a favor, pese a no tener la consistencia a la que estoy acostumbrado a comer codornices escabechadas, el sabor del escabeche era bueno, con su punto de vinagre adecuado, y pude corroborar que la perdiz era verdaderamente de tiro, pues masticando un pedazo de carne casi me destrozo una muela con uno de los plomitos que dio muerte al ave.
Perdiz de tiro toledana en escabeche tibio tradicional
La perdiz por fin se divisa,
tras apartar toda la cebolla que la acompaña
De nuevo consultamos la carta, en este caso para decidir el postre. No termino de decidirme, hay muchas buenas opciones.
Carta de postres del Parador
Pero finalmente me dejo cautivar por las natillas del Palacio con pestiños. La verdad es que con ese título, siendo de Palacio, me esperaba algo más, que me llegara a sorprender y a deleitar de una manera especial. Pero se quedó en unas natillas que estaban muy ricas, como tantas otras que he probado, y para mi gusto demasiado líquidas.
Natillas del Palacio con
Pestiños
Finalizo con un café solo descafeinado y una vez firmada la factura y cargada a la habitación con tan sólo el extra de las bebidas (botella de agua, copa de vino y café solo), pues estoy en régimen de media pensión, me acerco a la zona de mesas reservadas (imagino que para uso de los clientes con habitaciones más exclusivas) con vistas a la sierra de Gredos, que son maravillosas.
Vista privilegiada de la
Sierra de Gredos desde algunas de las mesas del restaurante del Parador
Es momento de descansar un poco en la
habitación, pues por la tarde, bien temprano quiero visitar el Castillo de Oropesa, justo en frente
del Palacio Parador. El horario de apertura por la tarde es de 17:00 a 19:00.
Tratándose de pleno mes de agosto y lo fuerte que pega Lorenzo, la verdad es
que se agradecería otro horario, por ejemplo, de 19:00 a 21:00. De hecho, el
horario matutino creo recordar que tampoco era mucho mejor (puede que de 12:00
a 14:00).
Así que, a las cinco de la tarde
pasadas, me dispongo a visitar el bonito castillo, subiendo por todas sus
torres, cada una de distinta forma geométrica (cuadrada, octogonal, recta por
un lado y semicircular por el resto, …), incluyendo la joya de la corona, la Torre del Homenaje, y disfrutando de
los preciosos matacanes tanto por la
torre como por todo el perímetro de la muralla, por donde cuentan que los
soldados lanzaban aceite hirviendo a los atacantes (aunque tratándose de la
Edad Media, supongo que más bien sería agua, o cualquier otra cosa de lo que se
dispusiera en plena batalla).
El Castillo, junto con el Parador, es el otro gran reclamo de Oropesa, y desde luego que su visita merece la pena, destacando en su interior la gran escalinata, así como las vistas desde todos los costados del Castillo, divisando no sólo Oropesa sino todos los alrededores de la planicie castellana y hasta la sierra de Gredos. Dejo algunas fotos a modo de muestra de lo necesaria que es la visita al interior de este Castillo.
Ticket de entrada para visitar el Castillo de Oropesa
Vista del Castillo desde la puerta de acceso al Parador
Vista del Palacio Parador desde la entrada de acceso al Castillo
Vista de la Torre del Homenaje desde la Torre Noroccidental, del Palacio Parador y de Oropesa
Vista de la impresionante Iglesia del Colegio de Jesuitas desde el Castillo de Oropesa. Ordenada construir por Don Francisco Álvarez de Toledo y con deseo de ser enterrado en ella. Hoy en día desacralizada. La cúpula, con los colores blanco y azul de los Álvarez de Toledo, es una restauración tras muchos años de su derrumbe
Vista de la Parroquia de La Asunción de Nuestra Señora desde el Castillo de Oropesa
La espléndida escalinata en el interior del Castillo de Oropesa. Arriba, el acceso a las murallas y torres. Abajo, el acceso a los múltiples departamentos del castillo: patio de armas, caballerizas, trojes condales, cocinas, almacén, etc.
Trojes condales en el interior del Castillo de Oropesa
Vista de la muralla, plaza y Palacio Parador desde una torre del Castillo de Oropesa
La Cena en la Cafetería del Parador
Tras la visita al castillo y merodear por las calles de Oropesa, es momento de regresar a la habitación para finalmente bajar a la cafetería para cenar algo.
La estilizada torre del reloj de la villa en la Plaza del Navarro
Antigua Biblioteca Popular
con su fachada decorada con azulejos talaveranos en la parte opuesta de la
Plaza del Navarro
Me hubiera gustado poder disfrutar de una mesa en la terraza exterior de la cafetería, entre las columnas que dan a la plaza del castillo, pero todas las mesas estaban ocupadas. En cualquier caso, me conformo dado que fuera hace bastante calor. Mi sorpresa es que las mesas en el interior también están ocupadas, así que me tocó esperar unos minutos. Una mesa se quedó libre finalmente, pero había que esperar a que la limpiasen y desinfectasen, protocolo seguido por Paradores cada vez que un comensal abandona una mesa. Chapeau! Seguían pasando minutos y la atención se estaba centrando en las mesas a las que ya se estaba sacando bebida y comida. Afortunadamente, la misma mujer del restaurante que me atendió extraordinariamente durante la comida, apareció en la cafetería y anunció que tenían que atenderme, y en un santiamén estaba sentado, pidiendo un refresco como consumición gratuita como Amigo de Paradores, y recibiendo la carta para ver qué me conquistaba.
Refresco invitación de la
casa por ser Amigo de Paradores y unas buenas aceitunas para acompañar
Estaba bastante seco, y viendo las bebidas de la carta, me decidí a probar la cerveza Domus de Toledo, pues con la Coca-Cola no iba a ser suficiente. Al abrir el botellín, empezó a salir la espuma a borbotones y hubo que servirla deprisa en la copa, por lo que quedó demasiada espuma. No obstante, fue una buena opción (más tras aprender en el Parador de Sigüenza, como ya expliqué, que parece que Paradores trabaja con Cruzcampo, a la cual no soy nada aficionado).
Cerveza Domus de Toledo, con
demasiada espuma por tener que servirla con demasiada premura al abrir el
botellín
Y para cenar, llevaba en mente algo ligero, pero al leer hamburguesa de carne de ciervo, no pude contenerme. Allí llegó tras unos minutos, en su envoltorio.
La hamburguesa de carne de
ciervo recién llegada de la cocina
Tras abrirlo, e inspeccionar el interior de la hamburguesa, pude contemplar que efectivamente se trataba de un buen pedazo de carne de ciervo muy jugosa en un pan debidamente tostado de lo que disfruté mucho.
Interior de la hamburguesa
de carne de ciervo
Tras cargar la factura a la
habitación, era un gran momento para detenerme
y explorar los diversos rincones del Parador que ya me habían estado
llamando la atención durante mis pasos fugaces por ellos al ir a la habitación
o al restaurante.
Dejo algunas fotos de las diversas salas e instancias, con sus cómodos sofás, mobiliarios y ornamentos.Cabe destacar que como Parador Museo, podrás encontrar diversas placas por los diferentes espacios en los que te explican el nombre de cada estancia, el uso recibido tradicionalmente, su importancia dentro de la Historia del lugar, etc. Sólo tienes que prestar atención para divisarlos y disfrutar con su lectura y el consiguiente aprendizaje, que te hará disfrutar mucho más del lugar y de la estancia.
Pequeña salita de tránsito al salir del ascensor que sube a la primera planta
El impresionante salón en la primera planta que recibe a los huéspedes
Detalle del gran salón con el escudo en azul y blanco de los Álvarez de Toledo
El gran salón visto desde el ángulo contrario
Detalle del salón desde otro ángulo, con uno de los balcones de la fachada principal del Palacio Parador. Desde uno de estos balcones, saludó el rey Alfonso XIII durante su estancia en Oropesa
Detalle del mobiliario y decoración en uno de los salones del Parador de Oropesa
Otro salón que se atraviesa hasta llegar a la cafetería y restaurante. En este salón se puede disfrutar el bargueño del que daré detalle más adelante
El mismo salón desde distinto ángulo
El último salón antes de
entrar en la cafetería y restaurante
Me gustaría destacar el bargueño que preside uno de los lugares de paso, un mueble de madera de origen español del siglo XV, con múltiples cajones, y en el que si buscas bien, podrás incluso descubrir cajones secretos para esconder algún tesoro con la esperanza de que alguien lo encuentre.
Bargueño, mueble español de
madera del siglo XV que esconde cajones secretos
Pero lo que más me gustó fue un rinconcito muy especial. Hay que andar
ojo avizor, pues pese a estar señalizado, puede pasar desapercibido. No sé si
por esto, o por alguna otra razón, recuerdo que acudí a este sitio esta misma
noche y a la mañana siguiente, y no coincidí con ningún otro cliente del
Parador. Las veces que transité por allí yendo al restaurante, a la calle,
etc., tampoco vi a nadie entrando o saliendo de la zona. Sería una pena que
alguien se vaya del Parador de Oropesa sin descubrir esto. Así que aquí van
indicaciones precisas.
A la derecha de la escultura de madera de un Santo, hay una pequeña puerta tras la que aparece una estrecha escalera de bajada.
Escultura en madera de un Santo junto a la puerta de da acceso de bajada a la celda y Capilla de San Pedro de Alcántara
Detalle del acceso a la
celda y Capilla de San Pedro de Alcántara
Allí mismo sobre un mueble, ya se podía encontrar un bote de gel hidroalcóholico y una indicación de bajada por dicha escalera, y señalizada debidamente ya que se trata de un techo bajo y una escalera bastante angosta.
Señalización de la bajada a
la celda y Capilla, para los más despistados
Es decir, por aquí vamos a bajar a la celda de San Pedro de Alcántara, franciscano que ayudó a Santa Teresa de Jesús a fundar el primer Convento Carmelita en Ávila, era amigo y confesor de los condes de Oropesa. Debido a la frecuencia con que los visitaba en este su palacio y castillo, disponía de su propio aposento. Pero para ello, pidió que se tratase del lugar más pobre y peor del lugar.
Explicación sobre la celda y
Capilla de San Pedro de Alcántara en el Palacio Parador de Oropesa
Tras bajar la escalera, y con algún coscorrón en la cabeza pese a las señalizaciones, aparece una antigua puerta de madera y una reja que nos separa de la celda de San Pedro de Alcántara, a día de hoy también capilla en la que se puede celebrar misa. Resulta impresionante observar la tabla de madera y la piedra sobre la que dormía, de la manera más austera pensable.
Angosta escalera para descender a la celda y Capilla
Entrada a la celda y Capilla de San Pedro de Alcántara en el Palacio Parador de Oropesa
Vista general de la celda y Capilla de San Pedro de Alcántara en el Palacio Parador de Oropesa
Tabla de madera y piedra donde
supuestamente dormía San Pedro de Alcántara cuando visitaba a los Condes de
Oropesa
Tras disfrutar de estos espacios, salgo a dar un paseo para bajar la hamburguesa y conocer Oropesa en la noche. Recorriendo el perímetro exterior del castillo, me encuentro con la conocida como “Ávila la chica” entre los locales. Parece clara la referencia y el motivo, dejando una estampa preciosa.
Vista nocturna del Castillo de Oropesa desde la terraza exterior del Parador
Vista nocturna del Palacio Parador de Oropesa
Vista nocturna de la muralla
y Castillo de Oropesa. Zona conocida popularmente por los locales como “Ávila
la chica”
El Desayuno
Llega uno de los grandes momentos, de los más esperados cuando me hospedo en un
lugar de estas características. El
desayuno. Unos minutos antes de las 8:20, hora a la que reservé mi turno de
desayuno, me dirijo hacia el restaurante donde se sirve también la primera
comida del día, la más importante de todas.
Me reciben, tomo asiento, y pido algo
caliente para el desayuno. Unos días antes estando en el Parador de Sigüenza,
ya comenté que no tenía demasiadas ganas de desayunar. Pero en esta ocasión,
tengo en mente ponerme las botas y
disfrutar a tope durante el tiempo que haga falta. No hay prisa.
Como va a tardar un poco, me dirijo mientras tanto al buffet libre, que está dispuesto en el Salón de Caza, anexo al salón principal del restaurante. Y que bien hace honor a su nombre, con la decoración en las paredes a base de piezas de caza. De nuevo, gracias a las excelentes medidas de seguridad de Paradores Nacionales, hay poca gente por lo que no hay ningún tipo de aglomeración al acercarse al buffet libre. Siempre con mascarilla, estuve sirviéndome yo solo. Siempre con las pinzas personales que se han dejado en las mesas para cada comensal, junto con sus platos para no tener que recogerlos y tocarlos en ningún sitio común, y recibiendo en la mesa el café y la leche para no tener que servírselo en lugares y con instrumentos comunes a todos los comensales. Y el buffet, por supuesto, no decepciona. ¡Hay de todo!
Salón de Caza dentro del restaurante del Parador y en el que se prepara el buffet libre de los desayunos
El buffet libre del desayuno
donde no se echa nada en falta. ¡Hay de todo!
¡Qué gran placer levantarse y empezar el día con una mesa así! Embutidos de todo tipo, jamón, salchichón, chorizo, cecina, quesos de la zona, piña, sandía, huevos fritos con bacon, churritos, zumo de naranja, café con leche, bollitos, yogures, … ¡Y repitiendo! Y además en este magnífico lugar, con tranquilidad, sin agobios.
Espectacular desayuno en el Parador de Oropesa. Un poco de todo, tanto frío como caliente: embutidos de la zona, quesos, frutas, churros, huevos fritos y bacon, zumo de naranja y café con leche. ¡Perdón por el bocado que ya le di al huevo!
Calma y tranquilidad para un desayuno perfecto en un salón idóneo
Y por supuesto, había que
repetir un poquito de embutido, algo de fruta, y un par de bollitos con otro
café con leche para terminar de poner el contrapunto dulce
Tras casi una hora de sosegado desayuno, si bien es cierto que gustoso me pasaría otra hora más allí tomando otro café y leyendo un periódico, es hora de irse, pues prefiero respetar los horarios de desayuno establecidos. Y lo hago realizando alguna última fotografía de este salón y de las vistas de la sierra de Gredos desde las mesas más privilegiadas.
Vista del salón del restaurante desde el ángulo contrario, donde se puede apreciar la puerta de entrada al Salón de Caza y un bonito tapiz vistiendo la pared
Vistas de la sierra de Gredos desde algunas de las mesas del restaurante del Parador de Oropesa
Vista general del salón del
restaurante donde se sirven los desayunos, comidas y cenas
De regreso a mi habitación, me agrada ver que han abierto ventanas y cortinas para airear los salones y con la entrada de la primera luz de la mañana, está todo precioso. Así que toca darse una última vueltecita por el lugar.
Salón principal con la primera luz de la mañana
Sala de tránsito con la primera luz de la mañana
Vista de la Torre del Homenaje desde la terraza exterior del Palacio Parador con la primera luz de la mañana
La magnífica terraza exterior del Palacio Parador en las primeras horas de la mañana
El salón principal con la primera luz de la mañana
Vista de otro salón del Parador con la primera luz de la mañana
Otra vista del salón
principal con la primera luz de la mañana
Tras este último repaso, es momento de subir a la habitación y recoger para realizar el check-out. Ha sido una estancia maravillosa. Ahora aún me queda una visita guiada por Oropesa antes de emprender el viaje de retorno a casa. La visita guiada merece muchísimo la pena (por un precio quizás algo elevado de 10 euros), aprendiendo mucho más sobre la Historia de Oropesa, del Castillo y del Palacio Parador, así como de la importancia de Don Francisco Álvarez de Toledo, y accediendo a lugares normalmente cerrados, como la Parroquia de La Asunción de Nuestra Señora, el Convento de Nuestra Señora del Recuerdo, o la Iglesia del Colegio de Jesuitas.
Despedida y cierre en el Castillo y Palacio Parador de Oropesa
Curiosa Virgen con ropas
entalladas con clara influencia del Perú en el Convento Nuestra Señora del
Recuerdo
Check-out y Factura
Al igual que ya pude comprobar unos
días antes en el Parador de Sigüenza
y como explicaba en un post anterior con la experiencia, es el éxito de
Paradores como destino veraniego, incluso en interior como son estos dos casos,
llegando al 77% de ocupación durante el verano de 2020 en plena pandemia de coronavirus.
Sin duda, un turismo diferente y muy especial, que nos lleva a descubrir
lugares únicos con experiencias inolvidables.
Por último, y no menos importante, comentaré el desglose de la factura. Incluyendo:
- Noche en habitación doble de matrimonio en régimen de media pensión (desayuno y comida), con oferta online “Oropesa Medieval” que incluía la entrada al Castillo de Oropesa (no gran cosa, pues el ticket cuesta 2 ó 3 euros, pero todo suma), por un precio total de 150 euros.
- Desayuno – incluido en la reserva de media pensión.
- Comida – incluida en la reserva de media pensión excepto las bebidas. A sumar la botella de agua, la copa de vino y el café solo por valor de 7 euros.
- Cena – Hamburguesa de ciervo, cerveza Domus de Toledo y consumición adicional gratuita por la ventaja de ser Amigo de Paradores. 15,70 euros.
La suma asciende a un total de 172,70 euros.
Y un total de 52 puntos de saldo a sumar en mi tarjeta de Amigos de Paradores pensando en poder canjearlo por noches gratis
en el futuro.
Factura completa de la estancia en el Parador Nacional de Oropesa de Toledo
Y a Seguir
Como decía, aún me quedaban unas pocas
horas por Oropesa. Aprovechando unos minutos antes del comienzo de la visita
guiada a Oropesa, aproveché para ver de día la llama “Ávila la chica”. También
disfrutando de las vistas de la sierra de Gredos desde los exteriores del
castillo, donde por suerte, quizás puedas observar algún buitre sobrevolando la
planicie castellana en búsqueda de su comida del día.
Sin duda alguna, una experiencia inolvidable, un lugar muy recomendable al que ya
pienso en regresar, quizás con el aliciente de las vistas de la sierra nevada
en pleno invierno.
Pero por ahora, pensemos en el próximo Parador Nacional que conocer. ¡Si la
pandemia lo permite!
Muralla y Castillo de Oropesa en la zona conocida por los locales como “Ávila la chica”
Exterior de la Parroquia de La Asunción de Nuestra Señora
La sierra de Gredos al fondo, vista desde los exteriores del Castillo de Oropesa, con un buitre sobrevolando la planicie
Vista general del Castillo, con su imponente Torre del Homenaje, y el Palacio Parador de Oropesa desde las afueras del municipio
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