Parador Nacional de Zamora – **** 4 Cuatro Estrellas – Esentia – Experiencia del 16-17 de enero de 2022
Llegada a Zamora
En plena Vía de la Plata, lugar histórico donde los haya,
tenemos Zamora, capital de provincia en Castilla y León. “Zamora la
sitiada, Zamora la bien cercada” desde 1072, cuando la importancia de
las ciudades se medía por el número de puertas que tuviera su muralla, con el magnífico
Duero a sus pies significando una posición defensiva privilegiada. La mítica “Zamora
no se tomó en una hora”, ni en siete meses de asedio por parte del Rey
Sancho II de Castilla, si bien es cierto que ahora sí que al menos, se la puede
alcanzar en ese mismo tiempo desde Madrid con el recién estrenado AVE a
Orense. Donde “El buen garbanzo y el buen Ladrón, de Fuentesaúco son”.
La capital del románico, ciudad con mayor concentración de monumentos de dicho
estilo arquitectónico de toda Europa. La tierra del mismísimo Viriato,
fallecido en el año 139 a.C. tras vencer con sus guerras de guerrillas hasta en
ocho ocasiones a las huestes del imperio romano, rasgando sus ropajes tras cada
contienda y dando origen de esta manera a la Seña Bermeja o bandera de Zamora.
Vista de Zamora, con su Catedral,
Aceñas de Olivares y muralla entre otros, así como del río Duero a su paso por
la ciudad sitiada, desde la otra orilla, la playa de Pelambres
Check-in en el Parador Nacional de Zamora
En la Plaza de Viriato
dedicada al mencionado héroe, en el centro histórico de la capital zamorana,
encontramos el Parador Nacional de Zamora. Un palacio
renacentista construido en 1459 como vivienda de la familia de los Condes
de Alba de Aliste, sobre una antigua alcazaba musulmana y que sufrió las
consecuencias de las guerras comuneras o incluso un incendio en 1653 que lo
llevó a periodos de abandono. A día de hoy, decorado con armaduras
medievales y tapices, fue reconvertido en 1966 en el actual Parador de
Turismo categoría Esentia con cuatro estrellas.Estatua dedicada a Viriato en la
Plaza del mismo nombre donde se ubica el Parador Nacional de Zamora
Fachada principal y entrada al
Parador Nacional de Zamora, donde se aprecian los blasones lijados o borrados (acontecimientos
de la Historia para evitar asociaciones indeseadas)
Procedo a realizar el check-in en el parador, donde sorprende desde la entrada en el mismo las galerías al patio renacentista que centraliza el edificio. Espero unos minutos, pues como desde la propia recepción me indican, inusualmente nos hemos acumulado varias salidas y entradas al Parador, así como una llamada telefónica a la que piden los datos para llamar más tarde y prestar la atención que es debida. Aprovecho para reservar la hora del desayuno (sobre las 7:30, cuanto antes mejor, para aprovechar bien el día siguiente) así como la hora de la comida (a eso de las 14:30), pues aunque estoy en régimen de alojamiento y desayuno, ya reservé una mesa para la comida. Recibo la llave de la habitación desinfectada, la invitación a una consumición como Amigo de Paradores y cordiales indicaciones para tomar el ascensor a la habitación en la primera planta, o bien hacia la escalinata original del palacio, justo en el punto opuesto de la recepción y que lleva a la zona de cafetería y restaurante pero que veré y usaré más tarde.
Vista del patio renacentista desde
la zona de recepción del Parador
Llave de la habitación (ahora que lo
recuerdo, me quedé con la duda de para qué servía la llave pintada de verde) e
invitación a una consumición en la cafetería del Parador como amigo de la
cadena
Escalera moderna en esta zona del
Parador y justo a la derecha de la foto, el ascensor
Algunos tapices decorativos
Bonita galería en la primera planta
donde se da acceso a las habitaciones a un lado, y con vistas al patio
renacentista al otro
Vista del patio renacentista desde
la zona de recepción del Parador
Llave de la habitación (ahora que lo
recuerdo, me quedé con la duda de para qué servía la llave pintada de verde) e
invitación a una consumición en la cafetería del Parador como amigo de la
cadena
Escalera moderna en esta zona del
Parador y justo a la derecha de la foto, el ascensor
Algunos tapices decorativos
Bonita galería en la primera planta
donde se da acceso a las habitaciones a un lado, y con vistas al patio
renacentista al otro
La Habitación
Llega el momento de entrar a la habitación doble
estándar, que sin nada de lujos, resulta muy espaciosa, cama
individual doble, con un gran ventanal con vistas a otra cara del edificio
(no por la fachada y entrada principal al palacio) y perfectamente equipada,
con todas las comodidades. Bien es cierto que el sillón que hay en la
habitación, que trata simular de época, es bastante incómodo, cosa que según he
podido contrastar leyendo opiniones por Internet, no es cosa mía solamente. En
cualquier caso, no desmerece para nada. Pero veamos todo con unas fotos.
Llega el momento de entrar a la habitación doble estándar, que sin nada de lujos, resulta muy espaciosa, cama individual doble, con un gran ventanal con vistas a otra cara del edificio (no por la fachada y entrada principal al palacio) y perfectamente equipada, con todas las comodidades. Bien es cierto que el sillón que hay en la habitación, que trata simular de época, es bastante incómodo, cosa que según he podido contrastar leyendo opiniones por Internet, no es cosa mía solamente. En cualquier caso, no desmerece para nada. Pero veamos todo con unas fotos.
Puerta de la habitación vista desde
el interior, con armarios empotrados con perchas, caja fuerte, etc. a la
derecha de la foto
Vista general de la habitación con
las dos camas individuales, mesillas, lamparillas y magnífico ventanal a la
calle
Vista del otro lado de la
habitación, con un arcón televisión, espejo, lámparas, silla y sillón
Otra vista de la habitación. Al
fondo el famoso sillón que tanto se menciona en comentarios por Internet y es
que verdaderamente, sí, es muy incómodo
Otra vista de las camas y cabecero
Detalle del bordado perfecto del
símbolo de Paradores Nacionales en la ropa de cama
Nueva vista de la habitación
Parte de las vistas desde el
ventanal de la habitación al Archivo Histórico Provincial de Zamora, la
Biblioteca Pública del Estado en Zamora, y más a la izquierda aunque aquí no se
ve, la Plaza de San Cipriano, con una de tantas iglesias románicas en la
capital del románico (la de San Cipriano) y un mirador del mismo nombre, el
mirador de San Cipriano
Techo de la habitación (de noche,
por eso estaba tan poco iluminado)
Bañera completa donde a la mañana
siguiente tuve un desafortunado accidente que por suerte no pasó de unos
moratones
Baño completo con bidé y lavabo, e
incluso un radiador de la calefacción central
Puerta de la habitación vista desde
el interior, con armarios empotrados con perchas, caja fuerte, etc. a la
derecha de la foto
Vista general de la habitación con
las dos camas individuales, mesillas, lamparillas y magnífico ventanal a la
calle
Vista del otro lado de la
habitación, con un arcón televisión, espejo, lámparas, silla y sillón
Otra vista de la habitación. Al
fondo el famoso sillón que tanto se menciona en comentarios por Internet y es
que verdaderamente, sí, es muy incómodo
Otra vista de las camas y cabecero
Detalle del bordado perfecto del
símbolo de Paradores Nacionales en la ropa de cama
Nueva vista de la habitación
Parte de las vistas desde el
ventanal de la habitación al Archivo Histórico Provincial de Zamora, la
Biblioteca Pública del Estado en Zamora, y más a la izquierda aunque aquí no se
ve, la Plaza de San Cipriano, con una de tantas iglesias románicas en la
capital del románico (la de San Cipriano) y un mirador del mismo nombre, el
mirador de San Cipriano
Techo de la habitación (de noche,
por eso estaba tan poco iluminado)
Bañera completa donde a la mañana
siguiente tuve un desafortunado accidente que por suerte no pasó de unos
moratones
La Comida en el Restaurante del Parador
Cumpliendo con la reserva que había realizado, a eso de
las 14:30 me presento en el restaurante, atravesando de nuevo la galería de la primera planta en torno al
precioso patio renacentista central. Observo la decoración y me
llama la atención especialmente la destacada escalinata original del antiguo
palacio, decorada con bonita lámpara y tapices así como un caballero
con su caballo, ambos debidamente protegidos con sus armaduras
medievales.
Cumpliendo con la reserva que había realizado, a eso de
las 14:30 me presento en el restaurante, atravesando de nuevo la galería de la primera planta en torno al
precioso patio renacentista central. Observo la decoración y me
llama la atención especialmente la destacada escalinata original del antiguo
palacio, decorada con bonita lámpara y tapices así como un caballero
con su caballo, ambos debidamente protegidos con sus armaduras
medievales.
Arcos de la escalinata original del
palacio
Lámpara y tapiz en zona conservada
del palacio original, en plena escalinata con una puerta de entrada al salón
del restaurante
Mueble de época medieval
seguramente, creo que un bargueño si no me equivoco, decorando en uno de los
pasillos de habitaciones en la primera planta del Parador de Zamora
Arcos de la escalinata original del
palacio
Lámpara y tapiz en zona conservada
del palacio original, en plena escalinata con una puerta de entrada al salón
del restaurante
Mueble de época medieval
seguramente, creo que un bargueño si no me equivoco, decorando en uno de los
pasillos de habitaciones en la primera planta del Parador de Zamora
El salón ya está animado a esta hora. No obstante, me
siento en una mesa que si bien está justo en otra entrada al restaurante, me
permite tener una buena perspectiva general de todo el salón así como un
ventanal a la derecha para distraer la mirada en las esperas.
Consulto la carta,
aunque ya llevaba bastante clara la decisión. Unos habones de Sanabria,
quedando todo en la zona de la provincia de Zamora. Me aconsejan eso sí, pedir
media ración teniendo en cuenta que mi segundo va a ser la paletilla de
lechal asada. Vamos a ver detenidamente cómo vino todo.
El salón ya está animado a esta hora. No obstante, me
siento en una mesa que si bien está justo en otra entrada al restaurante, me
permite tener una buena perspectiva general de todo el salón así como un
ventanal a la derecha para distraer la mirada en las esperas.
Consulto la carta, aunque ya llevaba bastante clara la decisión. Unos habones de Sanabria, quedando todo en la zona de la provincia de Zamora. Me aconsejan eso sí, pedir media ración teniendo en cuenta que mi segundo va a ser la paletilla de lechal asada. Vamos a ver detenidamente cómo vino todo.
Vista general del salón del
restaurante del Parador de Zamora donde también se celebran los desayunos
Mi mesa, junto a una ventana, me
ofrece ciertas vistas de la zona que da a la piscina, que en primavera y verano
debe ser una gloria
Todo listo en la mesa para comenzar
Vista general del salón del
restaurante del Parador de Zamora donde también se celebran los desayunos
Mi mesa, junto a una ventana, me
ofrece ciertas vistas de la zona que da a la piscina, que en primavera y verano
debe ser una gloria
Todo listo en la mesa para comenzar
Primera página de la carta del
restaurante
La otra página de la carta del
restaurante
Carta de vinos y bebidas (1)
Carta de vinos y bebidas (y 2)
Primera página de la carta del
restaurante
La otra página de la carta del
restaurante
Carta de vinos y bebidas (1)
Carta de vinos y bebidas (y 2)
Antes de nada, me sorprenden con un rico entrante
cortesía de la casa. Una crema de calabaza que quizás me pecó un
pelín de dulce (también es cierto que no acostumbro ni a echar azúcar o
edulcorantes al café cuando lo tomo) pero con un dátil confitado (piruleta
de dátil me dijeron al presentar el plato) que estaba verdaderamente espectacular.
Antes de nada, me sorprenden con un rico entrante
cortesía de la casa. Una crema de calabaza que quizás me pecó un
pelín de dulce (también es cierto que no acostumbro ni a echar azúcar o
edulcorantes al café cuando lo tomo) pero con un dátil confitado (piruleta
de dátil me dijeron al presentar el plato) que estaba verdaderamente espectacular.
Aperitivo cortesía de la casa: crema
de calabaza con riquísima piruleta de dátil o dátil confitado
Aperitivo cortesía de la casa: crema
de calabaza con riquísima piruleta de dátil o dátil confitado
Para beber, pedí una botella de agua y una copa de
vino tinto de la zona, concretamente de Toro, que acompañaría a la
perfección tanto a los habones como al asado, teniendo en cuenta que una copa
de vino me puede durar toda la comida. Sin que fuera nada relevante, sí que me
veo obligado a señalar que desafortunadamente había caído algún resto de
corcho en la copa, seguramente contenido en la botella por haber perforado
el corcho hasta el extremo en el momento de abrirla.
Copa de vino tinto con denominación
de origen Toro, cerquita de Zamora
Ya que había botellitas de aceite arbequina en la
mesa y un pequeño cuenco para servirlo, era momento de darle uso al pan de
leña que escogí de entre los tres ofrecidos: leña, integral y pan de maíz
con pipas y semillas. Debo decir que prefiero el pan con mucha más costra o
corteza y mucha menos miga.
Pan de leña y aceite que me sirvo a
modo de aperitivo para mojar
Copa de vino tinto con denominación
de origen Toro, cerquita de Zamora
Ya que había botellitas de aceite arbequina en la mesa y un pequeño cuenco para servirlo, era momento de darle uso al pan de leña que escogí de entre los tres ofrecidos: leña, integral y pan de maíz con pipas y semillas. Debo decir que prefiero el pan con mucha más costra o corteza y mucha menos miga.
Pan de leña y aceite que me sirvo a modo de aperitivo para mojar
Llegan los habones de Sanabria y no decepcionan.
Como se aprecia en la foto, parecen crema, bien hecho en el fuego. Lástima
que no hubiera más tropezones, pues la orejita estaba muy bien cocidita y rica.
Media ración en cazuelita de habones
de Sanabria con oreja y chorizo zamorano
Como segundo, quizás algún otro plato hubiera sido más
tradicional o propio de Zamora, pues los asados castellanos quizás están más
asociados a otras zonas como por supuesto Segovia o también Valladolid. Pero me
convencía a la perfección la combinación tras los habones. No es el mejor asado
que he comido nunca ni la paletilla más generosa, pero sí que quedo muy satisfecho
en sabor, cantidad y calidad. Además de las patatas panaderas que
venían anunciadas en la carta, unos minutos después también me trajeron una ensalada
mixta (lechuga y tomate) para acompañar.
Media ración en cazuelita de habones
de Sanabria con oreja y chorizo zamorano
Como segundo, quizás algún otro plato hubiera sido más tradicional o propio de Zamora, pues los asados castellanos quizás están más asociados a otras zonas como por supuesto Segovia o también Valladolid. Pero me convencía a la perfección la combinación tras los habones. No es el mejor asado que he comido nunca ni la paletilla más generosa, pero sí que quedo muy satisfecho en sabor, cantidad y calidad. Además de las patatas panaderas que venían anunciadas en la carta, unos minutos después también me trajeron una ensalada mixta (lechuga y tomate) para acompañar.
Paletilla de lechazo asada de forma
tradicional con patata panadera
El asado visto desde otro ángulo
Ensalada que me trajeron unos
minutos después también para acompañar al asado con sus patatas
Paletilla de lechazo asada de forma
tradicional con patata panadera
El asado visto desde otro ángulo
Ensalada que me trajeron unos
minutos después también para acompañar al asado con sus patatas
Vamos a por los postres. Siempre hay que dejar hueco para
los mismos, y si algo lleva en el título “zamorano”, hay que probarlo.
Carta de postres y sobremesas (1)
Carta de postres y sobremesas (y 2)
Carta de postres y sobremesas (1)
Carta de postres y sobremesas (y 2)
Así pues, vamos a por esas cañas zamoranas rellenas de
crema y acompañadas de un chupito de vino tempranillo que detecto dulce
o fortificado y que marida perfectamente con el postre. Las cañas, si bien
me dispusieron cuchara y tenedor, lo cierto es que la manera posible de
comerlas era con las manos, pues había que hacer demasiada fuerza para partir
la masa de la caña con el riesgo de que algo saliera volando por los aires. La
masa me gustó mucho, quizás me la imaginaba tipo hojaldre y no tan contundente,
con el rico sabor al aceite de oliva en el que se han frito y que tanto
me recuerda a otros dulces manchegos como las flores. Y la crema interior,
también riquísima. Para rematar, un café solo pues no hay que dormirse
para poder aprovechar la tarde por Zamora antes de que caiga el sol (estamos en
enero y anochece pronto).
Así pues, vamos a por esas cañas zamoranas rellenas de
crema y acompañadas de un chupito de vino tempranillo que detecto dulce
o fortificado y que marida perfectamente con el postre. Las cañas, si bien
me dispusieron cuchara y tenedor, lo cierto es que la manera posible de
comerlas era con las manos, pues había que hacer demasiada fuerza para partir
la masa de la caña con el riesgo de que algo saliera volando por los aires. La
masa me gustó mucho, quizás me la imaginaba tipo hojaldre y no tan contundente,
con el rico sabor al aceite de oliva en el que se han frito y que tanto
me recuerda a otros dulces manchegos como las flores. Y la crema interior,
también riquísima. Para rematar, un café solo pues no hay que dormirse
para poder aprovechar la tarde por Zamora antes de que caiga el sol (estamos en
enero y anochece pronto).
Cañas zamoranas rellenas de crema
con un chupito de vino “tempranillo”
Café solo expreso
Comida terminada
Con la comida terminada y la cuenta cargada a mi
habitación, salgo por la otra puerta del restaurante que va a dar a la
cafetería, y de ahí salgo a la terraza al aire libre que es una auténtica
bendición, desde donde parece que también se accede a la piscina en
los meses de apertura. Disfruto unos minutos de las vistas desde este punto,
antes de recrearme en la escalinata del palacio, el patio central y regresar a
la habitación por unos instantes.
Cañas zamoranas rellenas de crema
con un chupito de vino “tempranillo”
Café solo expreso
Comida terminada
Con la comida terminada y la cuenta cargada a mi habitación, salgo por la otra puerta del restaurante que va a dar a la cafetería, y de ahí salgo a la terraza al aire libre que es una auténtica bendición, desde donde parece que también se accede a la piscina en los meses de apertura. Disfruto unos minutos de las vistas desde este punto, antes de recrearme en la escalinata del palacio, el patio central y regresar a la habitación por unos instantes.
Vistas de la biblioteca y archivo
desde la terraza al aire libre del Parador
Vistas de la biblioteca y archivo
desde la terraza al aire libre del Parador
Vista de la iglesia de San Cipriano
con un cielo precioso desde la terraza al aire libre del Parador
Terraza al aire libre del Parador,
muy disfrutable en el cuerpo del día incluso siendo el mes de enero
La piscina con vistas de Zamora al
fondo desde la terraza del Parador
Armadura medieval decorativa en el
Parador
Descenso a la planta baja desde la
zona de cafetería y restauración
Bonitas armaduras medievales de
caballo y caballero decorando la escalinata del antiguo palacio que da acceso a
la izquierda al restaurante, y arriba del todo a la galería de habitaciones
Otra vista de armaduras, escalinata,
tapiz y lámpara
Galería alrededor del patio central
del Parador
Patio renacentista, centro del
Parador, con sus columnas, cristaleras, medallones dedicados a héroes de
nuestra Historia y pozo
Subida a la escalinata de regreso a
la habitación tras la comida
Bonita vista de tapiz y lámpara
desde lo alto de la escalera
Nueva vista del patio central desde
la primera planta
Vista de la iglesia de San Cipriano
con un cielo precioso desde la terraza al aire libre del Parador
Terraza al aire libre del Parador,
muy disfrutable en el cuerpo del día incluso siendo el mes de enero
La piscina con vistas de Zamora al
fondo desde la terraza del Parador
Armadura medieval decorativa en el
Parador
Descenso a la planta baja desde la
zona de cafetería y restauración
Bonitas armaduras medievales de
caballo y caballero decorando la escalinata del antiguo palacio que da acceso a
la izquierda al restaurante, y arriba del todo a la galería de habitaciones
Otra vista de armaduras, escalinata,
tapiz y lámpara
Galería alrededor del patio central
del Parador
Patio renacentista, centro del
Parador, con sus columnas, cristaleras, medallones dedicados a héroes de
nuestra Historia y pozo
Subida a la escalinata de regreso a
la habitación tras la comida
Bonita vista de tapiz y lámpara
desde lo alto de la escalera
Nueva vista del patio central desde
la primera planta
Tras unos minutos de asueto en la habitación, es momento
de pasear por la zona histórica de Zamora, pasando desde el Parador por
iglesias románicas y miradores hasta llegar finalmente a la bella catedral
románica de Zamora y a su castillo rehabilitado.
Tras unos minutos de asueto en la habitación, es momento
de pasear por la zona histórica de Zamora, pasando desde el Parador por
iglesias románicas y miradores hasta llegar finalmente a la bella catedral
románica de Zamora y a su castillo rehabilitado.
Vistas del puente de piedra sobre el
río Duero desde el mirador del Troncoso
Vista general de la catedral románica
de Zamora
Vista general del castillo de Zamora
Vista del atardecer sobre la
catedral de Zamora desde la torre del castillo
El Portillo de la Traición, por
donde Vellido Dolfos regresó a la ciudad de Zamora a dar parte a Doña Urraca
del asesinato que había cometido del Rey Sancho II de Castilla durante el
famoso asedio, escapando de la persecución del Cid Campeador. Como canta el
romancero: “Vellido Dolfos se llama, hijo de Dolfos Vellido; si gran traidor
fue su padre, mayor traidor es el hijo;”
Placa junto al renombrado Portillo
de la Traición como Portillo de la Lealtad, según la interpretación desde el
punto de vista castellano o leonés-zamorano, respectivamente
Vistas del puente de piedra sobre el
río Duero desde el mirador del Troncoso
Vista general de la catedral románica
de Zamora
Vista general del castillo de Zamora
Vista del atardecer sobre la
catedral de Zamora desde la torre del castillo
El Portillo de la Traición, por
donde Vellido Dolfos regresó a la ciudad de Zamora a dar parte a Doña Urraca
del asesinato que había cometido del Rey Sancho II de Castilla durante el
famoso asedio, escapando de la persecución del Cid Campeador. Como canta el
romancero: “Vellido Dolfos se llama, hijo de Dolfos Vellido; si gran traidor
fue su padre, mayor traidor es el hijo;”
Placa junto al renombrado Portillo
de la Traición como Portillo de la Lealtad, según la interpretación desde el
punto de vista castellano o leonés-zamorano, respectivamente
La Cena en la Cafetería del Parador
Hace bastante frío en Zamora y va cayendo la noche, así
que tras un rodeo por la ciudad, regreso al Parador para entrar en calor con un
café con leche que pago con la invitación por ser Amigo de Paradores. La
cafetería está repleta parece que de locales que no están hospedados en el
Parador pero terminan aquí su paseo desde la Calle de Santa Clara, parando a
repostar antes de dar marcha atrás, o quién sabe si continuar el paseo hacia la
zona monumental.
Anocheciendo, a los pies de la
muralla de Zamora, se observa la Zamora al otro lado del Duero
Anocheciendo, a los pies de la
muralla de Zamora, se observa la Zamora al otro lado del Duero
Iglesia románica de Santiago del Burgo
Iglesia románica de Santiago del Burgo
Plaza de Zorrilla con el Palacio de
los Momos al fondo
En la Plaza Mayor, a los pies de la
Iglesia románica de San Juan, el monumento al merlú y su llamada a las
procesiones de Semana Santa
Cae la noche en el Parador de Zamora
Café descafeinado de sobre con leche
caliente en la cafetería del Parador para entrar en calor y reponer fuerzas
Plaza de Zorrilla con el Palacio de los Momos al fondo
En la Plaza Mayor, a los pies de la
Iglesia románica de San Juan, el monumento al merlú y su llamada a las
procesiones de Semana Santa
Cae la noche en el Parador de Zamora
Café descafeinado de sobre con leche caliente en la cafetería del Parador para entrar en calor y reponer fuerzas
Tras esta parada técnica y con algo más de ropa de
abrigo, ahora que ha caído la noche por completo es buen momento para visitar
la catedral y el castillo de noche para disfrutar de sus iluminaciones
nocturnas.
Tras esta parada técnica y con algo más de ropa de
abrigo, ahora que ha caído la noche por completo es buen momento para visitar
la catedral y el castillo de noche para disfrutar de sus iluminaciones
nocturnas.
Catedral de Zamora con iluminación
nocturna
Paso de la catedral al castillo
Castillo de Zamora con su
iluminación nocturna
Catedral de Zamora con iluminación
nocturna
Paso de la catedral al castillo
Castillo de Zamora con su iluminación nocturna
Con un frío del carajo (el grajo debía estar volando por
los suelos), regreso a la cafetería del Parador para disfrutar de una cena,
si bien es cierto que apenas tengo hambre tras los habones y el asado de la
comida. En cuanto al espacio de cafetería como tal, no tiene mucho que
destacar, quizás incluso bastante limitado, con pocas mesas. Bien es cierto
que esta noche de domingo, cuando llegué tan sólo había otra mesa ocupada y en
toda la noche, creo que nadie entró a cenar al restaurante. Eso sí, en temporada
alta, la terraza exterior debe dar la vida, y ahí sí que hay encanto,
amplitud y muchas más mesas para disfrutar.
La carta de cafetería es bastante parecida a la de otros
Paradores. Me suena haber comido por otros lares por ejemplo el Sándwich
Club, con bacon, huevo, pollo, jamón y queso, que nunca falla, y desde
luego que no defrauda, acompañado de unas patatas fritas que ojalá hubieran
sido más grandes y sin partir. Llega a la mesa y el hambre se hace sola.
Por cierto, la yema del huevo coronando el sándwich, perfecta, espectacular,
como mandan los cánones.
Con un frío del carajo (el grajo debía estar volando por
los suelos), regreso a la cafetería del Parador para disfrutar de una cena,
si bien es cierto que apenas tengo hambre tras los habones y el asado de la
comida. En cuanto al espacio de cafetería como tal, no tiene mucho que
destacar, quizás incluso bastante limitado, con pocas mesas. Bien es cierto
que esta noche de domingo, cuando llegué tan sólo había otra mesa ocupada y en
toda la noche, creo que nadie entró a cenar al restaurante. Eso sí, en temporada
alta, la terraza exterior debe dar la vida, y ahí sí que hay encanto,
amplitud y muchas más mesas para disfrutar.
La carta de cafetería es bastante parecida a la de otros
Paradores. Me suena haber comido por otros lares por ejemplo el Sándwich
Club, con bacon, huevo, pollo, jamón y queso, que nunca falla, y desde
luego que no defrauda, acompañado de unas patatas fritas que ojalá hubieran
sido más grandes y sin partir. Llega a la mesa y el hambre se hace sola.
Por cierto, la yema del huevo coronando el sándwich, perfecta, espectacular,
como mandan los cánones.
Primera página de la carta de la
cafetería del Parador Nacional de Zamora
Siguientes páginas de la carta
Página de bebidas de la carta de
cafetería
Vista de la zona más amplia de mesas
en la cafetería del Parador Nacional de Zamora con la barra a la derecha
Entrada y barra de la cafetería del
Parador
Zona más angosta de mesas de
cafetería en el pasillo que da paso al restaurante del Parador
Todo listo para que llegue la cena
El Sándwich Clud de los Paradores
Nacionales, con su pan tostadito, bacon, huevo, pollo, jamón y queso. Una bomba
deliciosa. Con algunas patatas fritas
Ojo a esa yema perfecta
Primera página de la carta de la
cafetería del Parador Nacional de Zamora
Siguientes páginas de la carta
Página de bebidas de la carta de
cafetería
Vista de la zona más amplia de mesas
en la cafetería del Parador Nacional de Zamora con la barra a la derecha
Entrada y barra de la cafetería del
Parador
Zona más angosta de mesas de
cafetería en el pasillo que da paso al restaurante del Parador
Todo listo para que llegue la cena
El Sándwich Clud de los Paradores
Nacionales, con su pan tostadito, bacon, huevo, pollo, jamón y queso. Una bomba
deliciosa. Con algunas patatas fritas
Ojo a esa yema perfecta
Por aquí ya está todo hecho, así que es momento de subir
a la habitación. Cotilleo antes por una puerta un salón que estaba cerrado.
Y me pregunto si se puede pasar al patio central, pues en toda mi
estancia no he visto a nadie en su interior, cosa que me sorprende. Pregunto en
recepción y me confirman que no hay ningún problema, claro que se puede abrir alguna
de las puertas y disfrutar del patio desde su interior. Así que eso mismo hago,
y aprovecho para hacer algunas fotos nocturnas que los cristales de las
galerías me estaban impidiendo por los reflejos. Los minutos que paso aquí
observando las columnas y medallones son maravillosos.
Por aquí ya está todo hecho, así que es momento de subir
a la habitación. Cotilleo antes por una puerta un salón que estaba cerrado.
Y me pregunto si se puede pasar al patio central, pues en toda mi
estancia no he visto a nadie en su interior, cosa que me sorprende. Pregunto en
recepción y me confirman que no hay ningún problema, claro que se puede abrir alguna
de las puertas y disfrutar del patio desde su interior. Así que eso mismo hago,
y aprovecho para hacer algunas fotos nocturnas que los cristales de las
galerías me estaban impidiendo por los reflejos. Los minutos que paso aquí
observando las columnas y medallones son maravillosos.
Vista de un salón frente a cafetería
que permanecía cerrado
Otra vista del salón cerrado con sus
ventanales a la calle
Vista nocturna del patio
renacentista con su pozo, columnas, medallones y cristaleras
Uno de los medallones del patio
dedicados a reyes y héroes de nuestra Historia de España
Vista frontal de uno de los lados
del patio
Otra vista nocturna con ángulo del
patio renacentista de este antiguo palacio
Vista de un salón frente a cafetería
que permanecía cerrado
Otra vista del salón cerrado con sus
ventanales a la calle
Vista nocturna del patio
renacentista con su pozo, columnas, medallones y cristaleras
Uno de los medallones del patio
dedicados a reyes y héroes de nuestra Historia de España
Vista frontal de uno de los lados
del patio
Otra vista nocturna con ángulo del
patio renacentista de este antiguo palacio
El Desayuno
Llega uno de los grandes
momentos, de los más esperados cuando me hospedo en un lugar de estas
características. El desayuno. Es
lunes de enero, así que no espero una gran afluencia en el comedor. Me extraña
que la cosa está más tranquila de lo esperado. La puerta del salón está cerrada
y no veo las viandas preparadas para el autoservicio de buffet. Veo a una chica
empleada de Paradores en su interior y decido entrar. Me recibe cordialmente y
me indica que el buffet no está disponible. Esto para mí es un jarro
de agua fría, pues disfruto sobremanera el desayuno buffet. Me indica que me
servirá una muestra y que existe una carta en la mesa. Amable y
textualmente me dice “usted pídame todo lo que se le antoje, que yo se lo
traigo”. Dicho y hecho. La atención que me brindó esta chica durante
el desayuno fue extraordinaria. También me indica que me siente donde desee
pues al menos a esa hora parece que no va a desayunar nadie más. Más tarde,
cuando procedía a realizar el check-out, sí que pude observar varias mesas
ocupadas en el desayuno.
Lo cierto es que hay de
todo, y la cocina está abierta, pero sí es cierto que me pierde un poco de
encanto el tener que andar pidiendo, el no poder seleccionar exactamente lo que
quiero y en qué cantidades, etc. Por ejemplo, pedí los embutidos y el plato que
me trajeron estuvo muy bien. Pero quizás con el buffet, hubiera preferido comer
sólo jamón, o repetir, o vaya usted a saber. Lo mismo con la fruta, los dulces,
etc. Pero bueno, no puedo quejarme en absoluto, pues tal y como me dijo la chica,
todo lo que se me antojó, me lo trajo, y podría haber seguido pidiendo, que
habría continuado trayéndome.
Llega uno de los grandes
momentos, de los más esperados cuando me hospedo en un lugar de estas
características. El desayuno. Es
lunes de enero, así que no espero una gran afluencia en el comedor. Me extraña
que la cosa está más tranquila de lo esperado. La puerta del salón está cerrada
y no veo las viandas preparadas para el autoservicio de buffet. Veo a una chica
empleada de Paradores en su interior y decido entrar. Me recibe cordialmente y
me indica que el buffet no está disponible. Esto para mí es un jarro
de agua fría, pues disfruto sobremanera el desayuno buffet. Me indica que me
servirá una muestra y que existe una carta en la mesa. Amable y
textualmente me dice “usted pídame todo lo que se le antoje, que yo se lo
traigo”. Dicho y hecho. La atención que me brindó esta chica durante
el desayuno fue extraordinaria. También me indica que me siente donde desee
pues al menos a esa hora parece que no va a desayunar nadie más. Más tarde,
cuando procedía a realizar el check-out, sí que pude observar varias mesas
ocupadas en el desayuno.
Lo cierto es que hay de todo, y la cocina está abierta, pero sí es cierto que me pierde un poco de encanto el tener que andar pidiendo, el no poder seleccionar exactamente lo que quiero y en qué cantidades, etc. Por ejemplo, pedí los embutidos y el plato que me trajeron estuvo muy bien. Pero quizás con el buffet, hubiera preferido comer sólo jamón, o repetir, o vaya usted a saber. Lo mismo con la fruta, los dulces, etc. Pero bueno, no puedo quejarme en absoluto, pues tal y como me dijo la chica, todo lo que se me antojó, me lo trajo, y podría haber seguido pidiendo, que habría continuado trayéndome.
El salón del restaurante también
utilizado para desayunos, completamente vacío a estas horas tempranas de un
lunes de enero
Muestra que me traen del desayuno como
sustitutivo del buffet libre con un poco de todo, frutas, croissant, bizcocho y
tomate
Carta con todo lo que puedo pedir
para el desayuno. Habrá que probar un poco de todo
Tostadas con mantequilla y mermelada.
Buen pan
Esta mesa de desayuno está aún muy
triste. Hay que pedir más cosas
Platito de embutidos con queso,
chorizo, jamón y pavo, y un zumo de naranja
Llegan el café y la leche, ñam, ñam
Al rico café con leche mañanero en fina
taza de Paradores
Este desayuno ya se va animando
Habrá que comer algo contundente
para aguantar hasta la hora de la comida. Por ejemplo, un huevo frito
acompañado de unas chichas zamoranas que habrá que probar (lástima que no
estaban bien calientes)
El salón del restaurante también
utilizado para desayunos, completamente vacío a estas horas tempranas de un
lunes de enero
Carta con todo lo que puedo pedir
para el desayuno. Habrá que probar un poco de todo
Tostadas con mantequilla y mermelada.
Buen pan
Esta mesa de desayuno está aún muy
triste. Hay que pedir más cosas
Platito de embutidos con queso,
chorizo, jamón y pavo, y un zumo de naranja
Llegan el café y la leche, ñam, ñam
Al rico café con leche mañanero en fina
taza de Paradores
Este desayuno ya se va animando
Habrá que comer algo contundente
para aguantar hasta la hora de la comida. Por ejemplo, un huevo frito
acompañado de unas chichas zamoranas que habrá que probar (lástima que no
estaban bien calientes)
Check-out y Factura
Llega el momento de abandonar el Parador, aunque no
Zamora donde quedan unas últimas horas. Así pues, el desglose de la factura incluye:
- Noche en habitación doble de matrimonio en régimen de alojamiento
y desayuno con descuento del 15% por colectivo especial (si bien es cierto que
echando cuentas, prácticamente sale lo comido por lo servido respecto a si
hubiera seleccionado el régimen de media pensión con la Tarifa Parador
habitual), por un precio total de 109,65 euros.
-
Desayuno – Incluido en la reserva.
Comida – Servicio de pan y aceite, media ración de
habones de Sanabria, paletilla de lechazo asado, botella de agua de medio
litro, copa de vino tinto de Toro, postre de cañas zamoranas y café expreso por
un total de 49,65 euros.
-
Cena – Sandwich Club y botella de agua de 1 litro por un
total de 13,60 euros.
La
suma asciende a un total de 172,90 euros.
Y un total de 52
puntos de saldo a sumar en mi tarjeta de Amigos de Paradores pensando en poder canjearlo por noches gratis
en el futuro.
Llega el momento de abandonar el Parador, aunque no Zamora donde quedan unas últimas horas. Así pues, el desglose de la factura incluye:
- Noche en habitación doble de matrimonio en régimen de alojamiento
y desayuno con descuento del 15% por colectivo especial (si bien es cierto que
echando cuentas, prácticamente sale lo comido por lo servido respecto a si
hubiera seleccionado el régimen de media pensión con la Tarifa Parador
habitual), por un precio total de 109,65 euros.
-
Desayuno – Incluido en la reserva.
Comida – Servicio de pan y aceite, media ración de
habones de Sanabria, paletilla de lechazo asado, botella de agua de medio
litro, copa de vino tinto de Toro, postre de cañas zamoranas y café expreso por
un total de 49,65 euros.
-
Cena – Sandwich Club y botella de agua de 1 litro por un
total de 13,60 euros.
La
suma asciende a un total de 172,90 euros.
Y un total de 52
puntos de saldo a sumar en mi tarjeta de Amigos de Paradores pensando en poder canjearlo por noches gratis
en el futuro.
Factura completa de la estancia en el Parador Nacional de
Zamora
Factura completa de la estancia en el Parador Nacional de
Zamora
Y a Seguir
Aún me quedaba buena parte del día por Zamora. Mismamente
tras hacer el check-out, a las 11:00 tenía una visita guiada por la zona
monumental románica con Cristina que fue una guía maravillosa, culminando
en el interior de la catedral. Después de eso, continué dando alguna
vuelta por la ciudad y disfrutando nuevamente de algún mirador. Llegó la hora
de la comida y no se podía abandonar Zamora sin probar un buen arroz a la
zamorana, que pude probar en la Calle Herreros que nace en la Plaza
Mayor, y la verdad es que estuvo contundente y bueno, para hacer en casa
sin duda de vez en cuando.
Después de comer aún me quedó tiempo para cruzar el
puente de piedra y tomar algunas panorámicas desde la playa de Pelambres,
como por ejemplo la primera foto que puse en esta entrada.
Y desafortunadamente,
todo llega a su fin, así que, regreso a casa con un nuevo buen recuerdo de
otro Parador Nacional para la lista.
Aún me quedaba buena parte del día por Zamora. Mismamente
tras hacer el check-out, a las 11:00 tenía una visita guiada por la zona
monumental románica con Cristina que fue una guía maravillosa, culminando
en el interior de la catedral. Después de eso, continué dando alguna
vuelta por la ciudad y disfrutando nuevamente de algún mirador. Llegó la hora
de la comida y no se podía abandonar Zamora sin probar un buen arroz a la
zamorana, que pude probar en la Calle Herreros que nace en la Plaza
Mayor, y la verdad es que estuvo contundente y bueno, para hacer en casa
sin duda de vez en cuando.
Después de comer aún me quedó tiempo para cruzar el
puente de piedra y tomar algunas panorámicas desde la playa de Pelambres,
como por ejemplo la primera foto que puse en esta entrada.
Y desafortunadamente, todo llega a su fin, así que, regreso a casa con un nuevo buen recuerdo de otro Parador Nacional para la lista.
Catedral de Zamora con la primera luz de la mañana
Preciosa cúpula de la catedral de Zamora
Detalle de la torre de la catedral. A mayor altura, más
oberturas para aligerar el peso y poder elevar la construcción en altura
Uno de tantos nidos que sobrevivieron a Filomena con sus
cigüeñas habitándolo
La bonita cúpula de la catedral de Zamora que tanto atrae
la atención tanto desde fuera como desde dentro
Magnífica sillería en la catedral de Zamora
Policromías originales del románico en la catedral de
Zamora
El bueno arroz a la zamorana en la calle Herreros, con su
chorizo, magro de cerdo y lo que se pille de matanza
Plaza Mayor de Zamora
Catedral de Zamora con la primera luz de la mañana
Preciosa cúpula de la catedral de Zamora
Detalle de la torre de la catedral. A mayor altura, más
oberturas para aligerar el peso y poder elevar la construcción en altura
Uno de tantos nidos que sobrevivieron a Filomena con sus
cigüeñas habitándolo
La bonita cúpula de la catedral de Zamora que tanto atrae
la atención tanto desde fuera como desde dentro
Magnífica sillería en la catedral de Zamora
Policromías originales del románico en la catedral de
Zamora
El bueno arroz a la zamorana en la calle Herreros, con su
chorizo, magro de cerdo y lo que se pille de matanza
Plaza Mayor de Zamora
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